Sucedió, me sucedió,
fue un día cualquiera en una tarde imposible, venía de la escuela y ese carro se detuvo.
yo era un niño,
fui un niño,
me agarró… me tapó el rostro, me dejó sin aliento,
me llevó del miedo y la lengua desapareció eterna.
Tuve que callarme para siempre. Es un miedo que regresa por las noches más oscuras. Su rostro aparece en las sombras y ha vuelto una y otra vez a golpearme, a quitarme mi ropa de niño, a dejarme sin zapatos.
Sucedió, me sucedió,
cuántos niños abusados tienen que ocultarse en el silencio,
en la vergüenza,
en los días de lluvias sin paraguas,
en las tardes felices sin sonrisas,
en las calles vacías,
sin ayuda,
indefensos del destino.
Sucedió, me sucedió,
Lloro por todos esos niños.
Durante el 2013, todos esos recuerdos tocaron mi dignidad y escribí el poema, SIN ZAPATOS, publicado en mi poemario, EL RINOCERONTE DORADO. Allí dejé todo ese dolor hecho poesía… hecho recuerdo.
Hay lugares que no se olvidan,
oscuridad aterradora y secreta de mi niñez,
cientos de luciérnagas iluminando mi vergüenza,
hormigas devorando mi rostro,
pisadas fétidas huyendo de mí.
La noche cantaba indiferente a mi dolor,
las estrellas danzaban,
me protegían,
no había camino para regresar a casa,
desde ese momento,
me perdí.
Carretera desconocida,
guíame,
por favor,
estoy sucio,
desorientado,
abandoné mi nombre,
en el fondo de un barranco,
soy solo un niño,
que se ha quedado sin sus zapatos.
Hay lugares que no se olvidan,
pestilente tiniebla sin rostro,
uñas destrozando mis lunares,
lengua de perro,
voces de odio.
Hay días que recuerdo exactamente...
cómo se veía el firmamento,
la luz de la luna,
hacía paso entre los árboles,
regalándome su belleza,
para que pudiera salvarme.
He pasado toda mi vida,
sembrando tulipanes,
regándolos con aquella luz de luna,
transformando mi dolor,
en arte.
Me siento tan orgulloso de mi jardín,
mis plantas están dando buenos frutos,
danzan y cantan al ritmo del viento,
para que los niños perdidos del tiempo,
regresen a casa,
guiados por el perfume de las letras,
emanadas del corazón de aquel chiquillo,
que perdió para siempre,
sus zapatos.
Hay lugares que no se olvidan,
oscuros,
inesperados,
mágicos,
penetrado por la luz de la luna,
entre las candilejas,
del escenario.
Carretera desconocida,
gracias por haberme llevado,
al mundo de los aplausos.
RUBÉN DARÍO GIL
Sin zapatos.
Para todos los chamos abusados que viven en las sombras.
Sin palabras @rubendariogil en esta oportunidad todas las dijiste tú, hermoso trabajo, un alquimista del dolor, mi respeto
El abuso es una experiencia terrible que deja cicatrices. Este poema fue un grito de vida, mi ofrenda personal al dolor.
Crudo y sobrecogedor. Un saludo amigo.
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Un poema cargado de mucha fuerza y dolor. Tú tienes el don de la palabra para que sea bello lo que es cruel y doloroso. Un abrazo, @rubendariogil.
Es un poema muy significativo para mí... al hacerlo público me alivió mucho. Incluso en una oportunidad lo leí en la radio y mi hijo lo interpretó en el teatro...
Pero no se supera... ese dolor no se supera... me tocó y mi mundo es feliz... pero el miedo siempre me espera en algún rincón inesperado
Apreciado @rubendariogil, descarnado y conmovedor tu post (suelen serlo). Aunque pueden haber pasado muchos años, ese dolor y drama no se olvidan ni desaparecen. Estará inscrito en ti, y de allí también tu visión de la vida, la sublimación por la poesía, la narrativa y el teatro, en suma, por el arte.
Me gustó mucho la imagen de la pérdida de los zapatos. Me vino el recuerdo de un hermoso filme iraní, de Majid Majidi, titulado "Los zapatos del cielo" (también titulado como "Niños del cielo"). No sé si lo conoces; es posible que est´en Youtube. Un abrazo.
Sí, fue curioso el llegar a mi casa y mi mamá no darse cuenta que llegaba descalzo y herido... luego tuve que inventar un robo por lo de los zapatos y un reloj que me había regalado mi padre...
Hay una travesía no contada desde un barranco hasta una carretera desconocida... todo lleno de pánico.
Eso me hizo artista... el dolor debe ser como una mariposa que escapa del corazón....
Tu dolor te hizo grande @rubendariogil, guardar un secreto así siendo un niño te enseñó más que cualquier otro tipo de aprendizaje. El arte que llevas dentro de ti es el bálsamo para tus heridas. Por eso escribes desde el alma y seguro actúas igual. Un abrazo
El Arte fue mi salvación... mi liberación... mi verdad
Me recuerda al libro de Ibéyise Pacheco: El grito ignorado. Algo muy similar. No es lindo, pero es basado en hechos reales. Te lo recomiendo.
Bellísimo poema sobre un doloroso evento. Una bofetada a una sociedad hipócrita que promueve con el gesto vergonzante el silencio de los niños agraviados.
Guao! Ruben Darío... cómo logras inundar el alma con tus palabras. Te felicito!
Terrible las secuelas de un abuso. Me recordó los abusos que a diario son el pan de cada día de niños que están a merced de curas asquerosos.