Quiero dedicarte esta carta a ti, mi querida amiga:
Gracias por ser mi amiga, por brindarme tu amistad, por el tiempo que tomas en escucharme, y por estar conmigo tanto en las buenas como las malas.
¿Sabes amiga? Te quiero mucho , y hoy estoy agradecida a Dios por permitirme encontrar una amiga tan especial, que me enseña y me anima a seguir adelante. Doy gracias por esta amiga que siempre me dice que le eche ganas, que me mira tal como soy y me acepta con todos mis defectos, que comparte conmigo mis alegrías y mis tristezas.
Tú eres esa amiga que sabe olvidar y perdonar los errores que cometemos cada una de nosotras, que con nuestra madurez volteamos al pasado y nos reímos de las tonterías que nos hicimos y nos lastimamos sin querer, contigo estoy agradecida.
Doy gracias por esa amiga que me comparte sus secretos, sus alegrías, y penas. Gracias amiga por confiar en mí… y por permitirme formar parte de tu vida. Gracias también, amiga, porque me has ayudado a aprender de mis errores, y con ello me has hecho crecer. Me siento muy bien cuando te puedo ofrecer mi amistad, y a pensar de la distancia y de lo que nos pueda suceder a cada una de nosotras, sé que siempre estaremos en contacto, siempre estarás en mi corazón, y yo en el tuyo. Y cuando me necesites, ya sabes, estaré aquí para ti mi querida amiga.