A pesar de que es un problema común, las dificultades para obtener erecciones son uno de los problemas menos reportados en consulta, es usual que los hombres que presenten esta dificultad se sientan inhibidos a acudir a consulta, podrían sentirse menos hombres o menos viriles. Ideas culturales retrogradas y machistas que fuerzan a las personas a vivir con situaciones fácilmente solventables. Caso similar ocurre con la depresión, donde es mas probable que una mujer sea diagnosticada con depresión, a pesar de que las tasas de suicidio de los hombres son mayores (muchos factores explican estas diferencias, los mas potentes son aquellos relacionados con los métodos empleados para el suicido, los cuales son diferentes entre hombres y mujeres, y la probabilidad diferencial de buscar ayuda en función del género)
¿Qué es y por qué ocurre?
La disfunción eréctil es una condición multicausal, es decir, puede deberse a diversas causas, algunas biológicas y otras psicológicas. La causa más común es psicológica. Un episodio aislado de disfunción eréctil no tiene porque preocuparnos, eventualmente nos puede ocurrir a todos; dificultades laborales, familiares o sociales pueden provocarnos estrés y facilitar que ocurra un episodio de disfunción eréctil. El problema no está en esas ocurrencias aisladas de disfunción eréctil, el problema es cuando la dificultad para conseguir la erección se mantiene en repetidas ocasiones.
Cuando el problema se vuelve crónico puede que desarrollemos ansiedad ante la actuación sexual, tal vez ocurrió un episodio aislado de disfunción eréctil y a partir de ese episodio empezamos a preocuparnos excesivamente por nuestro desempeño, empezamos a pensar que el problema podría ocurrir nuevamente, que podríamos decepcionar nuevamente a nuestra pareja, que no estaremos a la altura, que no podremos conseguir la erección. Todo lo anterior lleva al principal problema, dejamos de concentrarnos propiamente en la actividad sexual, dejamos de concentrarnos en las sensaciones que se derivan de tocar a nuestra pareja o de que ella nos toque a nosotros, dejamos de fijarnos en el atractivo de nuestra pareja, dejamos de tener fantasías, dejamos de ver el encuentro sexual como algo sexual y se convierte en una preocupación. En resumen, empezamos a convertirnos en espectadores de nuestro desempeño, lo que nos distrae del acto propiamente sexual. Evidencia clara de este hecho es fácilmente observable cuando se puede tener una potente erección en otras circunstancias, como durante la masturbación solitaria, dado que no hay miedo/ansiedad al desempeño o a lo que podría ocurrir.
Romperemos el circulo vicioso que empieza con el miedo a la ejecución, continua cuando adoptamos un papel de espectadores y sigue cuando ocurre un fracaso producto de ese papel. El objetivo principal del tratamiento consiste en reducir o eliminar esta ansiedad al desempeño sexual, perdiendo el papel de espectadores y recuperando el foco en el acto sexual. Para conseguir este objetivo, se llevarán a cabo lo que se conoce como terapia de exposición y ejercicios de focalización sensorial. Nuestro cuerpo en muchas ocasiones no escucha a razones o lógica, por mas que tratemos de convencernos de que todo está en nuestra mente, de que no tenemos porque sentir ansiedad; eso por si solo no funcionara, nuestro cuerpo necesita de la experiencia para aprender esta lección, necesita experimentar la propia situación sexual sin que ocurra nada desagradable, nada aversivo, necesita experimentar una situación sexual sin exigencias, en las cuales se disminuya la probabilidad de eventos aversivos para nosotros. En breve describiré las primeras 2 fases del plan de tratamiento.
Tratamiento
Los ejercicios deben realizarse tal cual indique el terapeuta, es muy importante que, hasta que el psicólogo indique lo contrario, NO DEBE HABER RELACIONES SEXUALES. Esto último es muy importante, dado que, de ocurrir el acto sexual antes de lo especificado, la ansiedad al desempeño podría volver y se arruinaría parte del progreso conseguido. No importa si ocurra una erección durante los ejercicios, el acto sexual debe posponerse hasta que el terapeuta indique lo contrario, lo cual puede tomar entre 2 semanas y 2 meses, será más rápido siempre y cuando se cumpla al pie de la letra con los ejercicios especificados.
Primera fase: Una o dos veces al día, durante 10 minutos se llevarán a cabo caricias mutuas sin vestimenta. Tocamientos obviando los genitales y los pechos de ella; se alternarán, primero uno y después el otro (10 minutos cada uno). NO SON UN MASAJE, no tienen un fin sexual, el foco del ejercicio es percatarse de las sensaciones que produce el toque del otro y el nuestro. Silenciosos, solo hablar cuando algo podría ser particularmente desagradable. Se puede emplear la comunicación no verbal, si queremos darle indicaciones a nuestra pareja sobre como tocarnos, podemos poner nuestra mano sobre la mano del otro e indicarle como; con respecto a la velocidad, presión o lugar (siempre y cuando no implique los lugares prohibidos por los momentos). Caricias mutuas sin exigencias, estimulación sin exigencias, no se busca el orgasmo de ninguno, acto sexual prohibido, contacto genital prohibido. No preocuparse por si se da o no una erección, tampoco por si esta aparece y después desaparece. Centrar atención en las sensaciones eróticas experimentadas. No discusiones o peleas posteriores o durante el ejercicio.
Segunda fase: Una vez completado los ejercicios de la primera fase por el tiempo que el psicólogo haya especificado (usualmente de 1 a 2 semanas), se procede a la segunda fase. En esta fase se permite el toque de los órganos genitales y los pechos, sin embargo, es importante no lanzarse inmediatamente a tocar estas zonas. Empezar con otras zonas del cuerpo y solo aproximarse gradualmente a la mismas. Es igualmente importante concentrarse en la experiencia táctil, no en la expectativa de respuestas sexuales determinadas, el objetivo no es la obtención o mantenimiento de la erección, tampoco hacerlo "acabar" o hacerla "acabar". SON SOLO TOCAMIENTOS, CARICIAS, NO MASTURBACION. Posiciones sugeridas para la segunda fase:
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Fuente: Masters y Johnson (1995).
Fuente: Masters y Johnson (1995).
El tratamiento tiene otras fases, publicare próximamente la siguiente parte. El presente formato no es sustituto de la atención profesional, no está indicado en ausencia de supervisión profesional y está elaborado para casos específicos (previa evaluación), es decir, podría no funcionar si es utilizado por personas a las cuales no fue dirigido. Esto último se debe a que la disfunción eréctil puede ser función de muchas causas y no todas se solventarían mediante esta vía. Por ejemplo, en algunos casos la sobrexposición a contenido pornográfico puede dificultar la obtención de una erección en situaciones en donde la pornografía no está presente, en estos casos el tratamiento indicado es otro. El motivo por el cual esto último puede ocurrir resulta interesante, posiblemente elabore un post sobre el tema.
Si desean que publique protocolos de tratamiento para otras condiciones, pueden referirlo en los comentarios.
Referencias:
-Masters, W. H., Johnson, V. E., Kolodny, R. C. (1995). La Sexualidad Humana. Grijalbo. Barcelona. Cap. 21
-Carey, M. (2002). Tratamiento cognitivo-conductual de las disfunciones sexuales. En Caballo, V. (Ed.). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol 1. Siglo XXI. Madrid. Cap. 9.
-Sierra, J. (1991). Tratamiento conductual de las disfunciones sexuales. En Buela-Casal, G., Caballo, V. (Eds.). Manual de Psicología Clínica Aplicada. Siglo XXI. Madrid. Cap. 10.