Los animales que no tienen hogar y deambulan por nuestras calles, casi siempre son víctimas de los peores maltratos; sin embargo, la siguiente historia nos da el mejor ejemplo de lo que debemos de hacer para que esto deje de suceder.
Cuando Amal Andari y su amiga estaban conduciendo a través de Beirut, en el Líbano, prestaron atención a una cachorra que parecía estar en mal estado y se detuvieron.
Inicialmente, ellas sacaron una botella de agua para dárselo al pequeño perro; sin embargo, se vieron sorprendidas cuando descubrieron que tenía una herida terrible y muy grande en la cabeza.
“Vimos un agujero en su cabeza”, dijo Amal. “Nos detuvimos y caminamos hacia ella. Estaba un poco temerosa, pero la llame, y ella vino, moviéndome la cola. Se acercó a nosotros lentamente y poco a poco, le dimos un poco de agua.”
A medida que la cachorra iba tomándose toda el agua, Amal y su amiga hablaron con un hombre de la localidad para preguntarle si había visto algo, “le pregunté, '¿Qué pasó con ella? Me dijo que no lo sabía. 'Tal vez un perro la atacó', dijo”. Algo poco creíble.
Las amigas estaban muy conscientes de que semejante herida abierta no era producto del ataque de otro perro, así que dejando de lado lo que tenían que hacer porque que la pequeña estaba totalmente desamparada, decidieron llevarla rápidamente al veterinario más cercano.
En la veterinaria, las placas de rayos X revelaron que a la indefensa cachorra le habían disparado docenas de veces en la cabeza con una pistola de perdigones. Ante esta evidencia, se cree que fueron los adolescentes locales quienes le dispararon cobardemente a la pequeña para “divertirse”.
El médico decidió no retirar las pastillas de los perdigones, ya que eran superficiales por lo que podría causarle aún más daño si decidía retirarlos del animalito; sin embargo, empezó a proporcionarle un tratamiento de antibióticos y de limpieza constante de la herida con el fin de que pueda ayudar a su recuperación.
Pero la terrible herida en la cabeza no era todo lo que padecía la pequeña víctima de la maldad de algunos cobardes, Ella también tenía otras lesiones graves, incluyendo ceguera en un ojo por un disparo. Además de las lesiones físicas que había recibido, Bondok también tenía un caso grave de parvovirus, una enfermedad que es mortal para todos los perros sin hogar sino reciben el tratamiento correcto a tiempo.
Amal dijo que el veterinario le dio pocas posibilidades de que Bondok (así decidió llamarla) pueda sobrevivir. Para muchos, ver a la pequeña en esa condición hubiera significado tomar la decisión de aplicarle la eutanasia, pero esa no sería una opción para quien tiene misericordia y fe en su corazón.
“Él (el veterinario) nos dijo que sólo había una probabilidad del 25 por ciento de que pueda sobrevivir”, dijo Amal, pero ella se negó a renunciar a Bondok, porque sintió que en el corazón de la perrita había muchas ganas por vivir, a pesar del dolor, no dejaba de mover su colita como si sintiera la necesidad de dar y recibir amor de las personas a pesar de que todo lo que conoció a su corta edad fue dañino y hostil. Esa señal, fue suficiente para luchar por salvarla.
Afortunadamente el amor obra verdaderos milagros y a pesar de estar en un estado crítico durante cuatro días, Bondok logró salir adelante y sobrevivir. Después de pasar una semana internada en la veterinaria, la pequeña guerrera venció a la muerte y la maldad. Así que ahora está siendo cuidada en un hogar transitorio hasta que pueda ser adoptada por una familia que realmente la ame y cuide para siempre.
La historia de Bondok, podría haber terminado de la peor manera por culpa de la insania de aquellos cobardes que sin ningún rasgo de compasión le hicieron tanto daño; sin embargo, no fue así y ahora tiene un final feliz dejándonos un ejemplo positivo de esperanza porque, así como hay seres repugnantes que sólo habitan este mundo para hacer daño a los demás, también existen (y debemos de ser cada vez más) verdaderos seres humanos que tratamos de hacer la diferencia de manera positiva ayudando a los que más nos necesitan.
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