¿Alguna vez has tenido la oportunidad de hablar con un asesino? Y no, no le refiero a ese asesino guapo, carismático, de un alto IQ, con una carrera universitaria la cual ejerce, y además de esto tiene otros estudios los cuales puedes observar colgados en la pared en su elegante y pulcro consultorio de psicólogo, y que pasa por un miembro respetado y ejemplar de la sociedad. Si has tenido esa posibilidad, pues, es genial. Pero yendo a un estrato más bajo de la sociedad y de mayor cotidianidad, un asesino es también un niño de 15 años de un barrio pobre de una ciudad grande en un país pobre y corrupto. Dicho joven ha asesinado a hombres de su edad, y también mayores; ha asesinado mujeres y violado a otras. Nosotros después en un juicio a posteriori, nos preguntaremos que cuáles son las razones morales que llevan a una persona asesinar a otra. Podremos esgrimir cualquier clase de argumentos; podremos acudir a la política, a la religión y a la economía. Ciertamente todos estos factores influyen.
No obstante, el espanto verdadero es saber —después de preguntar— las razones morales por las cuales una persona asesina a otra en boca del propio asesino, no del antropólogo, ni del policía. Las respuestas siempre serán sencillas e insulsas, rayando en lo anecdótico. Sucede con cada muerte de cada persona en este u en otros países sin importar quién sean la víctima.
«Lo maté porque necesitaba robarle lo que tenía».
«Lo maté —después de secuestrar y violar— porque tenía una vida que yo no tenía».
“Yo mato porque si no no tendría cómo ganarme la vida».
Son el tipo de declaraciones que siempre oirás de boca de los malandros cuando veas documentales sobre las bandas criminales de países como Venezuela o como Brasil.
La otra cara aterradora del asunto, son quienes le echan la culpa a las víctimas. A las mujeres por andar con poca ropa, o a los peloteros por no haberse ido en el autobús. Esto último fue la declaración oficial de la liga venezolana de béisbol.
Asesinaron a dos beisbolistas de grandes ligas en Venezuela, en un método parecido al de Mónica Spears cinco años atrás. Los malandros arrojaron piedras en el camino lo cual ocasionó un accidente y el carro en donde iban los dos jugadores de los Cardenales de Lara tuvo un accidente. Pudieron morir con el impacto, o pudieron morir después, o pudieron ser rematados. Esto fue el caso de Spears media década atrás. La cosa es que a los deportistas los robaron mientras sus cuerpos estaban allí. Recuerdo que hace un tiempo ocurrió algo similar pero con un conductor de un camión que transportaba cárnicos. El vehículo tuvo un accidente, y las personas salieron a robar. El hombre murió allí, sin recibir ayuda. Pienso que no ayudar es lo mismo que asesinar porque te niegas a ti mismo ser persona. Si existe alguna forma de cuantificar la maldad en los dos casos, no es mi trabajo hacerlo.
La culpa es de los asesinos. La culpa de que existan asesinos es del gobierno que desde hace 20 años comenzó un proyecto de destrucción en el país, y el cual está concretado quién sabe a cuál ominoso nivel.
Incluso la Liga tiene culpa por permitirse continuar con el espectáculo. Claro, el béisbol venezolano tiene un par de años en que sólo es posible gracias al dinero del narcotráfico. Cada batazo, cada home run va acompañado por una estela de cocaína y de sangre derramada por el chavismo. Por desgracia, el circo va a seguir. La gente es insulsa, pero los políticos promueven la estupidez, y por eso creen que mientras haya béisbol habrá esperanzas. Y no. La verdad es que no. En la Ciudad Doliente no hay esperanzas. ¿Acaso no es lo primero que debemos abandonar cuando entramos en el infierno?
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Siempre es muy interesante lo que pasa en la mente de un psicopata, al igual que es muy interesante como hacer comprender a los venezolanos que este problema ya no le pertenece al gobierno, sino, que es una crisis socio-cultural y mental, donde el mismo venezolano ha dejado que le roben su verdadera esencia, poniendo la necesidad por excusa.
Eso he pensado. Lo robado, es decir, los derechos, la democracia, el futuro, el mismo país y hasta la comida han devenido en que nos convirtamos en un pueblo bárbaro, en donde ya no existe la ley si no la fuerza.
¿Qué se necesita para matar a otro ser humano? Así sin mucho pensar creo que hay 3 razones básicas, acá van:
-Abandonar la propia humanidad.
-Dudar de la humanidad ajena.
-Actuar en legítima defensa.
El primero de los casos es el más común en el infierno que nos tocó vivir, perdimos los valores, perdimos el respeto a la vida, la vida humana no vale nada por lo que acabar una vida no produce el menor remordimiento. Viéndolo de esa manera, si alguien sabe que su vida no vale un comino, no tendrá el menor freno para acabar la vida de otro porque la vida del otro vale aún menos. El desprecio propio produce el desprecio al prójimo.
El segundo caso está muy relacionado, si alguien desprecia a otro, ya sea a un individuo o a un grupo, al nivel de dudar de su humanidad es muy posible que mate a la primera oportunidad, pues la vida del otro es perjudicial. Matar en estas condiciones hace pensar al asesino que realiza una buena acción o cumple un deber. Hay infinidad de casos en la historia, desde genocidios (el más famoso fue el ejecutado por la Alemania nazi contra los judíos) hasta asesinatos selectivos, incluso, de hecho, creo que la pena de muerte entra en esta categoría.
Por último, la legítima defensa, creo que cualquier persona puede y quizá deba matar en estas circunstancias. Creo que una buena persona en el caso de tener que decidir entre la vida propia y la ajena, la supervivencia es la decisión correcta. Decidir no defenderse es equivalente o incluso peor que cometer suicidio, pues se apaga una vida valiosa mientras se perdona la de un agresor capaz de matar a otro ser humano.
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El primer punto es de lo que trato y lo que más he pensado. Si algo es indiscutible, es que el comunismo es una ideología que busca y que precisa desmontar a las instituciones humanas a través de la negación de las instituciones como la familia; esto lo logra a través de movimientos revolucionarios que promueven a su nueva religión aupado por resquemores que todas las sociedades tienen, y que se vuelven peores cuando en estas la gente ni saben leer, como en España con la momia de Franco y Podemos, o como aquí con todas las repúblicas. Aquí mucha gente odia a mucha gente y no necesariamente con motivos, pasa sólo porque la sociedad nueva los arrastró a eso, y dicho odio es también indiferencia a la hora de ayudar. E incluso he visto que denuncian a cada rato por Twitter a médicos jóvenes muy indiferentes. No sé si eso sea así en países como USA o como Argentina por citar dos ejemplos diferentes. También que el ambiente de guerra de aquí es peor que el de Palestina. Allá parece que sí habrá navidad.
No m
No mencioné la lagítima defensa porque eso es un derecho, en especial en un país en donde ningún policía te va a cuidar salvo que lo compres a él, que es también comprarse a los malandros y a las mafias. La defensa es un derecho, aunque penado en muchos países porque al fin de cuentas las leyes y el monopolio de la violencia son propiedad del Estado, ¿no?