Votar vale la pena y es necesario en la mayoría de los casos. En los casos en que votar no sirve de nada, es porque votar no te permite elegir. Hay que tener claro que votar no es lo mismo que poder elegir. En Cuba, Corea del Norte y en Venezuela existen votaciones periódicas que no son más que meros simulacros electorales apoyados por ciudadanos ignorantes que depositan sus esperanzas en en las urnas, y por políticos corruptos que ya conocen los resultados. En esos casos, las respuestas electorales no funcionan.
Ahora bien: ¿es el voto una acción moral? No es secreto para nadie que en las elecciones de casi todo país latinoamericano, la izquierda es siempre una representación del narcotráfico y de la delincuencia internacional, esto es un axioma. Si una persona vota por un candidato que diera un golpe de Estado y que se sabe que está en negocios turbios, ese ciudadano está cometiendo un delito. Asimismo como cuando las elecciones son convocadas por instituciones sin ninguna legalidad constitucional ni internacional (ya sabrán a qué me refiero).
Sin embargo, esto no significa que no haya que votar cuando las condiciones son normales como en Estados Unidos o en Colombia. Votar es una acción de ejercer moralidad, deber ciudadano y de expresar dichas convicciones.