Pnir.
Pnir despierta en un cuarto tenue. A sus alrededores se encuentran varios cadáveres con aspecto decrepito y envejecido que sugerían que una masacre había tenido lugar allí hace ya algún tiempo. La sangre está esparcida por todas partes, haciendo parecer al escenario un lienzo teñido de un rojo oscuro. A su derecha avista a una consola; esta despliega en un proyector holográfico que se proyecta sobre la superficie de una pared adyacente.
–Hola Pnir, Bienvenido a la tierra. Este es tu hogar por derecho de nacimiento. Tierra es un planeta ubicado a ochos minutos luz de una estrella llamada Sol. Ubicada en una galaxia llamada vía láctea. Aquí tus creadores prosperaron por miles de años en materia de agricultura, medicina, arquitectura, ingeniería. La vida prosperó por miles de años, hasta que unos seres que se hacían llamar dioses aparecieron, y lo corroboraban con su superioridad tecnológica y amplia ventaja en evolución genética. –
–Los humanos se vieron presionados a tal punto de verse obligados a desarrollar, a través de ingeniería reversa, para desvelar los secretos detrás de su genoma y debido a los descubrimientos de una prominente investigadora que logró descifrar la clave de la evolución de todo ser vivo, tu concepción fue posible. Pnir tu eres el resultado de una vinculación directa de un feto humano con el virus aptare, el cual esa investigadora catalogó como “catalizador de la evolución. –
–Qué… ¿qué significa todo eso?– responde Pnir a las palabras de la máquina –¿Qué significa que yo sea una creación? Y si lo soy, ¿por qué me crearon? –
–Tú fuiste creado para representar al pináculo de la esperanza de la humanidad. Eres uno de los muchos proyectos que se llevaron a cabo para hacer frente a la amenaza de su extinción. –
Pnir guiado por su naturaleza inherente, destroza la consola de un golpe que deja su mano sangrienta, sin embargo, su mano comienza a regenerarse casi a la inmediatez.
Pnir camina fuera del cuarto sombrío guiado por un tenue lucero que se cuela a través de la estructura por medio del pasillo. Al llegar al otro extremo del punto luminoso, se encuentra con un escenario desalentador.
Edificaciones que se alzan por encima de las nubes, se encuentran derruidos, solo vestigios de su antigua gloria. Pnir ante tal hecatombe solo muestra una indiferencia mezclada con un poco de curiosidad infundida. Camina por las calles polvorientas, mirando de reojo los alrededores. Atisba una figura pequeña en las sombras de una farmacia, la forma le mira con cautela mientras retrocede. Pnir se acerca con curiosidad vivida, como quien ve por primera la luz del día. Al acercarse lo suficiente, logra notar que se trataba de un niño en la edad de jugar canicas.
–¿Quién eres? –Dice el niño mientras suelta algunos gemidos suaves. Pnir no responde, solo se limita a observarlo de pies a cabeza.
En cuestión de un pestañeo, la tierra comienza a sacudirse. El niño exaltado toma de la mano a Pnir y jala de esta.
–Tenemos que ocultarnos. Rápido, ven –musita el niño mientras comienza a correr. Pnir ante la curiosidad que le produce la actitud del niño, solo se deja llevar.
Llegan hasta la escotilla de una cloaca. El niño rápidamente retira la tapa y comienza a descender.
–Rápido, rápido. Nos alcanzará –dice el niño mostrando mucha preocupación en su mirada.
–¿Quién nos alcanzará? No entiendo a que le temes –Pnir replica mientras miraba con el rabillo del ojo hacia atrás.
–Le temo a la cosa que hace desparecer todo. ¡Rápido, tienes que bajar o te llevara! –el niño asevera con voz temblorosa.
Pnir comienza a sentir como su corazón se empieza a acelerar. Su vista empieza a agudizarse al punto de que incluso es capaz de ver las diminutas partículas de polvo en el aire. Su oído se agudiza igualmente, ahora puede escuchar el aleteo de una mosca a unos cuantos metros a su derecha. Todos sus sentidos se han optimizado, refinados como los de un depredador famélico en medio de la caza.
–Ahora puedo notar a que le tienes miedo –Pnir pronuncia mientras comienza a notar ciertas anomalías en su espacio circundante.
Su refinada habilidad auditiva le advierte de un objeto que se aproxima vertiginosamente. Dirigió su mirada hacia el sonido y con su vista mucho más aguda que un águila logra divisar, a un kilometro de distancia, a una figura humanoide.
–¡Corre y ocúltate!– Le ordena Pnir. –Ahora se para lo que fui concebido–
Su piel comienza a oscurecerse y a verse de un aspecto robusto. Las uñas de sus pies y manos empiezan a crecer a ritmo acelerado; las de sus pies se alargan tanto que logran clavarse fijamente en la carretera. Su instinto le indica que se encuentra preparándose para el recibimiento de un gran impacto.
La forma borrosa le alcanza con una velocidad sónica. Le propina un codazo que hace retroceder a Pnir unos cuantos metros. Pnir aún estando fuera de un rango fuera de lo humanamente posible, por primera vez experimenta la sensación de miedo. Su brazo con el que resiste el golpe se encuentra destrozado, sin embargo, se puede observar como su tejido y sus huesos rotos comienzan a regenerarse.
Rápidamente responde, arremetiendo a gran velocidad. Hunde sus uñas como espadas en su carne, salpicando algo de sangre transparente e incolora. En la inmediatez el colosal albino toma por el cuello a Pnir y lo alza sobre el suelo. Pnir le arroja una patada que destroza parte de su brazo y cuerpo. De esta manera libera su cuello y le deja caer.
–Un humano normal no eres. Tu habilidad similar a la mía es, pero mi superioridad clara es –dice el albino de ojos rojos mientras el cuerpo de Pnir se regenera instantáneamente.
Pnir ya con sus dos brazos en buenas condiciones, embiste ferozmente. Rápidamente el albino esquiva el embiste y lanza un golpe, el cual Pnir bloquea con su antebrazo derecho y contraataca con una patada que al ser bloqueada por el albino genera una onda expansiva que erige una gran nube de polvo.
Pnir logra escabullirse por detrás y le toma con sus dos brazos su cuello, sus piernas se ensanchan, denotando una gran fuerza en ellas. Salta con el veinte metros, luego mueve sus pies a una velocidad tal que logra apoyarse en el aire como si de suelo firme se tratara, continua de ese modo hasta alcanzar más de un kilometro de altura. En este punto, el albino logra golpear el cuerpo de Pnir con su codo izquierdo, la fuerza del golpe propinado provoca que Pnir escupa algo de sangre y termine soltando al albino, no sin antes Pnir clavar sus garras en el pecho del albino, deslizándolas por el ancho de tórax y dejando profundas heridas.
Ambos se encuentran cayendo en caída libre. Cayendo estrepitosamente, la criatura blanca despliega lo que parece ser una extensión ósea que mantenía oculta, de estas se extienden unas membranas a modo de alas. La criatura aletea y se erige en el aire. Coloca sus manos en cabeza y emite una onda desde su cráneo. La onda distorsiona la luz como si de un punto muy denso de energía se tratase. Impacta el cuerpo de Pnir desintegrando al instante una tercera parte de su cuerpo y continúa su caída como una bola de fuego. Entonces Pnir murmura lo que podrían ser sus últimas palabras:
–No lo entiendo, si fui creado para combatir y destruir esas monstruosidades, entonces ¿cómo es posible que, en lo que se refiere al poder, haya una gran diferencia entre nosotros? No puedo creer que esto sea todo lo que la humanidad podría haber creado... ¿Les he fallado? O tal vez mi verdadero poder aún no se ha despertado. Si caigo al suelo a esta velocidad, supongo que no sobreviviré.!Debo hacer algo! –
Pnir consterna, pero no antes de decir: –¿Qué es esta sensación? –
Y unos segundos antes de caer a la superficie de la Tierra, Pnir se despierta y se da vuelta, agrega un fuerte impulso a sus pies una vez más, volviéndose tan rápido que a la distancia se puede ver cómo rompe la barrera del sonido múltiple veces, por lo que se acerca a la criatura.
Pnir arremete a esa velocidad contra su enemigo, su golpe golpe cruza el cuerpo del albino muy fácilmente, como si fuera una bala humana. Patea el aire delante de él para empujarse y golpear de nuevo a su oponente herido, pero en su situación precaria, la criatura extiende su mano hacia delante y despliega un vórtice espacial delante de él.
Pnir golpea a la criatura desde atrás y empuja a ambos hacia el portal. Pnir experimentó el viaje como un parpadeo: cerró los ojos un segundo antes de ser tragado por el embudo, y cuando apenas los abre un poco, se encuentra frente a una realidad completamente diferente a la que él conocía. Dominado por la conmoción, abre los ojos tanto como puede, Pnir está tan abrumado por la perplejidad que le causa la imagen, e incluso podría palpar ese horrendo escenario si se propone hacerlo. Una nave que se extiende por millas en un espacio exterior oscuro. Detrás de él, hay un conglomerado de barcos de diferentes proporciones a la sombra de su nave nodriza. Ahora su enemigo no era uno.
Si deseas leer los anteriores capítulos de la historia que escribo junto a mi co-autor @smanuels, aquí les dejo los enlaces:
Muy buen post, he seguido vuestra historia y me gusta, las ilustraciones muy chulas, gracias por compartir, el equipo Cervantes apoyando a la comunidad.
Gracias. Ustedes siempre me han apoyando desde el inicio de mi historia.