En cualquier casa del mundo se escucha a unos padres hablando así a sus hijos:
- Péinate, alísate esas mechas; aprende a tu hermana que siempre se ve impecable.
- No se como haces todo mal, aprende a tu hermano que es un genio para todo.
- Otra vez reprobastes matemática, en verdad eres bien bruto.
- Verdaderamente que ese hijo mío no sirve para nada.
- Hija, haz un milagro y arréglate esa cara.
- Hija, Váyase para la cocina, para eso perece que sirves.
- Ese hijo mío tan grandote y no tiene novia, yo a su edad me la quitaba a sombrerazos.
- Estás castigado y punto; vete para tu cuarto y no salgas.
No se que pasa contigo, todas tus amigas tienen novia y tú NO.
Yo a tu edad, siempre era reina en el Colegio, no se porque tú NO.
Tan divertida que son tus amigas y tú siempre tan amargada.
Yo a tu edad me sobraban los novios pero tu como que los espantas.
Hija, ¿Para que vas a ir a esa fiesta? para estar aburrida y sola.
Hijo si vuelves a salir mal en la escuela, te saco de ahí y te pongo a trabajar; yo no quiero VAGOS.
Hija, con esa GORDURA, no levantas ni un mosquito.
Mi hijo no sirve para estudiar, parece retrasado mental.
No haces nada bien, déjame hacerlo YO.
Hija, ¿Cuantas veces te he dicho que no agarres mi kit de Maquillaje. Y así, estimados padres podemos asesinar a nuestros hijos, con palabras hirientes bajándole su autoestima, inculcándoloes miedos, sentidos de culpa y muchas cosas más. Si es tu caso, ojalá no, recapacita y empieza a valorar más a tus hijos, a infundarles una mejor imagen de ellos mismos y si fallan en algo conversa con ellos como amigo, como amiga, que ellos vean que Uds los toman en cuenta y no solo para mutilarlos con descalificaciones.