Como si fuera poco ya se veía venir tan nauseabunda nube cargada de carbones de odio y falsedad, inundadas de lágrimas con miles de cerebros flotando, lo poco que quedaba de razonamiento era para pedir esperanza ¿Qué es esperanza? ¿Qué fue esperanza? ¿Eso aún existe en el mundo tierra? ¡Quien osa a pensar en mi trono de calaveras! Gritaba el quimérico tirano con su ejército invocados por el mismo diablo, cegados por el poder y el dinero, aferramiento era lo que les saciaba diariamente, sus estómagos murmuraban a tempranas horas del día el hambre de destruir todo lo que pudiera crear algún tipo de luz y así, intervenir en sus proyectos infernales.
Su vista insaciable e indolente indicaba la más simple expresión que en su profundo y vacío cerebro estaba más que vacío ¡Ni cabeza tenían para forjar un cerebro! Sepultados en un pronto descuido y resbalón de las muchas cosas atroces que hicieron no había de otra que caer más bajo, era una de las cosas que los personificaban y lo hacían una desgracia magnífica.
Entre sus volátiles e imaginarias visiones que mostraban a su pequeña comunidad lóbrega entregaban pequeñas piedras que hacían ilusión a lo más prodigioso de todo el universo, lo que ellos no observaban detenidamente es que ¡ERA UNA PIEDRA! Una fría, dura, desfigurada y simple cosa que en otro tiempo, distinto lugar era fácil de conseguir en un par de segundos y a montón.
¡Pobres de ellos! Se ahogaban en su propio río de brillante y roja sangre pasión bailaban en ella como parte de su cultura, cantaban al ritmo de los gritos y llantos forjando redes en sus manos como símbolo de paz y superioridad.
El más agudo caminar que pudiera animar a esos cerebros vehementes de libertad enrojeció como un volcán en erupción al vil tirano, nadie podía ser más fuerte que, ni debía pensar, hablar o ¡vivir si no fuera como lo dijera el! ¿Quién era él? ¿Y si desea todo porque no huye con el diablo? ¡Allá si lo acogerán y le darían todo el amor y poder infinito que deseara!Sin embargo, el diablo era más digno y humano que el tirano, pero su egoísmo le pidió al ser superior que si habría la manera de crear un nuevo portal para enviar al tirano, ya que, su alma y malévola personalidad era tal que había ganado el mayor ante el ser tétrico.
Sus demonios aplaudían como focas y su comunidad ardiendo en llamas de fuego, ya eran parte del equipaje que se iría junto con él, ellos no sabían eran plebeyos sin educación, sus cabezas la había adoptado por cajas, ¡todo debía seguir como él dijera! ¡Y cuando quisiera!
Muchos cerebros abrían portafolios ante el mundo, pocos vieron la realidad y seguían caminando preocupándose por algo que estuviera en el eje de la popularidad ¿Ese era el mundo tierra? ¡Es el mundo tierra! Básicos y callados cerebros ardiendo en una llama que no quisimos ¡NADIE LO LLAMÓ! ¿Quién querría a una cosa tan despreciable? Y lo peor ¿Quién seguiría a esa cosa? ¿Y quién lo convirtió de excremento a creerse un Dios?...
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@stephanyvrh me enamoré de este relato! Ansiosa de esperar la segunda parte... Un relato con mucha fuerza, me encantó! Un abrazo belleza.
Saludos. Excelente texto. Me hizo recordar a una realidad muy cercana. Felicitaciones.