Los jóvenes de Peonia, Tuscaloosa, o alguna otra ciudad lejana de la costa oeste, tras haber leído a los beatniks, emigraban como golondrinas a San Francisco para ser uno de ellos. Pero, al llegar, se encontraban con que habían desaparecido; en su lugar, unos jóvenes desaliñados, la siguiente generación rebelde, se sentían como si ellos mismos fuesen los Vagabundos del Dharma de los que escribiera Kerouac. Estaban creando su territorio común, de boca a oreja iba recorriendo por todo el país una frase que a ningún chaval dejaba indiferente: “¿Sabes?, hay gente como tú en San Francisco.”
Abandonaban estudios, dejaban de imitar la vida de sus padres, estaban dispuestos a trastocar cualquier frontera hasta entonces entendida como inamovible: entre clases sociales, blancos o negros, hombres o mujeres... buscando un placer que el sistema negaba constantemente, como parte fundamental de su ideología del deber y el sacrificio. Los hijos de una opulencia económica manchada de sangre y petróleo, se negaban a seguir manteniendo como objetivos de su vida el dinero y un elevado status que requería mucho sacrificio y muy poca conciencia.
Acudían al mercado central, de madrugada, para rescatar los alimentos desechados para la venta, por carecer de buena presencia, “descuidaban” algo en el supermercado o pedían algunas monedas por las calles; el resto de su tiempo, vivían. La población hippie iba creciendo de tal forma, que se organizaron para abastecer las necesidades de la tribu.
El grupo anarquista The Diggers, actores callejeros que tomaron su nombre como homenaje a un grupo de radicales ingleses del s. XVII, comenzaron a ofrecer comida gratis en el parque Golden Gate, o ropa que provenía de particulares o de excedentes de las empresas de la localidad. Los famosos tintes hippies (¿quién no los ha hecho en su casa, anudando la prenda para que aparezcan una especie de soles coloreados?) surgieron de la cantidad de camisas blancas de oficinistas que llegaban a sus manos, las teñían y quedaban mucho mejor, qué duda cabe. En resumidas cuentas, aquellos jóvenes no se preocupaban por encontrar trabajo, sino por eludirlo. Peter Coyote, miembro por entonces de los Diggers, afirma que todo lo que hacían era para despertar conciencias.
Una de aquellas chiquillas que escaparon de la vida que les ofrecían los adultos, Janis Joplin, pensaba que el ahora se destrozaba pensando en el mañana: “Si miramos a nuestros padres, vemos cómo se rindieron, cómo se entregaron para recibir bien poco. Así que preferimos tener mucho ahora, antes que un poco de nada repartido en setenta años.”
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https://redrockcrossing.wordpress.com/2015/04/16/peter-coyote-talks-about-his-spiritual-path-from-the-sixties-to-e-t-and-zen-buddhism/
Esos movimientos musicales-sociales nos marcaron el camino y, somos lo que somos hoy en día, gracias ese movimiento, pero el mundo avanza y se nos plantean nuevas incertidumbres a las que hay dar respuesta tarde o temprano.
No somos tan diferentes, hemos ampliado tecnologías, pero no hemos cambiado tanto en lo demás.
Y fue Peter Coyote uno de los que vio todo eso derrumbarse en el concierto de Altamont, cuando los moteros Ángeles del Infierno llegaron para ser la seguridad privada del evento. Conocía bien Coyote a los Hell Angels y sabía que no iban a llevarse nada bien con los hipppies. Y pasó lo que pasó. The dream is over. En la biografía de Mick Jagger se cuenta con pelos y señales.
Los Stones tuvieron un gran interés por lo mágico, pero me parece que más tirando hacia la magia negra, no consentían que nada ni nadie se interpusiera en su negocio. El verano del amor fue 1967, y sólo dos años después, en Altamont, pudo verse que el sistema había ganado la guerra, la contracultura estaba vencida. Ayer escuchaba en podcast un programa de radio en el que hacían una entrevista a Jaime Gonzalo, autor de la trilogía "Poder Freak. Crónica de la contracultura", y no sé el porqué de que aún no se quiera reconocer la importancia política de que toda esa gente se atreviera a decir no de una forma pacífica, autónoma pero con visión de grupo. No eran sólo chicos escapados de sus casas, había filósofos, economistas, psiquiatras, periodistas, escritores, que eran los que difundían las bases teóricas del movimiento. Nada de lo que ahora pensamos que son reivindicaciones modernas existiría, o estaría en pañales, sin ellos.
Eso de que los moteros eran incompatibles con los hippies es otra visión interesada en crear fronteras entre la gente. Ken Kesey, el autor de "Alguien voló sobre el nido del cuco", acostumbraba a hacer fiestas lisérgicas en su casa, y los Ángeles del infierno siempre estaban ahí, Sonny Barger, el jefazo de los moteros de Oakland y él, eran amigos. Claro que eran un tanto especiales, prácticamente todos ellos delincuentes que no veían otra forma de sobrevivir que siendo más violentos que sus adversarios, por eso fueron para Jagger el cuerpo de seguridad ideal. Pero a un bestiajo no le pidas que piense, así que no dudaron en matar al chaval que, aparentemente, sacó una pistola contra Richards. Y fuera como fuese la realidad, ahí se acabó la historia, lo siguiente fue encontrar ropa hippie en El Corte Inglés.
Poco puedo aportar a un artículo tan completo y a unos comentarios tan excelentes. Lo de re-evolución es todo un puntazo, que espero que no se quede en una simple utopía.
No lo sé, hay veces que, como los Stones, lo veo todo negro, pero haciendo un ejercicio de voluntad, prefiero pensar que no nos falta tanto para dar otro pasito.
Excelente, excelente reportaje de una época convulsionada que cambio la vida de muchas personas, no solo en los Estados Unidos, sino a nivel mundial. Lastimosamente no cuajaron esas ideas.
Soy de la opinión de que cuajaron más de lo que nos han querido contar, de ahí salió el feminismo, la libertad sexual, reivindicaciones de homosexuales, animalismo, la desconfianza hacia los políticos a sueldo, el poco respeto a unas instituciones enemigas de la gente, el consumo de drogas como parte de una normalidad informada y responsable, la importancia de la ecología... el derecho al propio cuerpo y a la propia mente y el respeto por los derechos de los otros. No había dogmas, eran personas diferentes con un interés común. Quizá sólo era la primera parte de lo que nos toca continuar a los demás. Fue a nivel mundial, eso es, quizá por una necesidad evolutiva.
may i join you
Bienvenido.
Wow susi mientras leía su post iba pensando en la situacion que vivimos actualmente y concuerda exactamente con algunas cosas, realmente tu texto es muy acertado, Dios te bendiga a ti y a tus conocimientos para que sigas redactando tus articulos. Éxitos!
Lo único que hago es recoger información para dar una visión general de una época que siempre se la pinta diferente a como fue, al menos es mi opinión. La situación es muy parecida porque tenemos pendiente esa re-evolución, Manuel. Gracias por tus deseos, un saludo.
Gracias susi, Saludos!