¿Quién fue Piedad Isla?

Etnóloga, fotógrafa, documentalista... No, no la conocéis, apenas se le otorga mérito alguno, a no ser entre los habitantes de Cervera de Pisuerga. Piedad Isla fue un raro pájaro del monte palentino, nació en esa villa en 1926, una fecha no apta para que las mujeres tuvieran opciones fuera del matrimonio y su vida sosegada, y aún menos en una zona rural extremadamente apegada a sus tradiciones, como es Palencia. Pero ella no sólo vivió como si hubiera sido un hombre, sin hacerle falta serlo, sino que, además, lo hizo dentro de su tierra. Tal vez porque Juan Torres, su marido, compartía con ella el interés por la historia y la fotografía, animándola siempre en su trabajo.

Conduciendo una de las primeras motos de la marca Vespa que veían las vacas que tranquilamente pastaban en los prados, recorría con su cámara, durante los años 50 y 60 del anterior siglo, los caminos entre pueblos aledaños a Cervera y su comarca, plasmando una forma de vida hoy desaparecida. Piedad participó activamente en la vida política y cultural de aquella sociedad ganadera, campesina y minera, recogió datos, muebles, utensilios, imágenes de la vida de sus vecinos; gracias a ella contamos actualmente con una importante fuente histórica de la primera mitad del siglo XX en los pueblos norteños que conforman este pequeño núcleo de Castilla y León, cuyo nombre viene dado por la gran cantidad de ciervos que antiguamente habitaban sus bosques.

Lo que más particularmente llama la atención de quien se acerca a esta figura, son sus fotografías. No sólo documentaba: hacía arte con lo que parecía carecer de él, con lo que sólo parecía periodismo gráfico. No sé si muy conscientemente o no, pero algunas de sus imágenes, estoy segura, las hizo con el ojo surrealista de Buñuel.

Fundó en su propio domicilio un museo donde se puede ver un importante legado cultural del que forman parte principal sus fotografías, más de 2.000 negativos que cuentan muchas cosas de las gentes de su tierra.