![](https://images.hive.blog/768x0/https://steemitimages.com/DQmepJy42J8tfLvcT7CLUH1kVLAFK3H9NmV4GYdoMPZnpXt/primera%20parte.jpg)
LA SALA EQUIVOCADA (parte 2)
Y mientras el discursante hablaba, ella recorría con la mirada cada una de las atractivas facciones del apuesto joven, quedándose prendada de él por completo. Al concluir la reunión se disipó la tensión, todos se saludaron y presentaron cordialmente en medio de los comentarios acerca del divertido incidente.
—No se apene señorita Gaga— dijo el ingeniero, observando sus mejillas de un color rosa intenso— En realidad su intervención aflojó un poco la tensión, y su presencia y aroma nos alegraron a todos. ¿Sabía Ud. que en mi tierra hay una flor de un exquisito aroma, muy parecido a su perfume? —
— ¡Oh! no, no lo sabía. –dijo ella, ruborizándose aún más.
—Pues sí. Se llama gaga.
— ¡Ah! Por eso el nombre por el cual me llamó.
—Sin embargo…—prosiguió él — Ud. debe compensarme por haberme interrumpido.
Teresa se sentía confundida, no sabía que pensar. El caballero debió notar su agitación, pues se apresuró a aclararle que no se trataba de ninguna propuesta deshonesta o indecorosa.
—Sólo quiero que me acepte una invitación para cenar, aquí mismo, en éste maravilloso hotel. ¿Qué le parece ésta noche?
— ¡Claro! Por supuesto que sí. —dijo más tranquila
— ¿Dónde debo llegar a recogerla? ¿O se hospeda Ud. aquí?
—No, estoy quedándome por aquí cerca, con otras colegas. Pero no hay ningún problema, yo llego aquí a…. ¿le parece bien a las 7:30 pm?
— ¡Me parece perfecto! La espero en la recepción. —Puntualizó él con una gran sonrisa.
Y la acompañó a la salida del hotel, mirándola caminar por la acera, hasta que la perdió de vista cuando dio vuelta en la esquina. Inmediatamente, él hizo una señal a uno de los hombres que lo acompañaban, mismo que salió tras la muchacha.
Ella por su parte, no podía apartar de su mente toda aquella experiencia, que fuera tan inesperada como divertida. Por otro lado, estaba preocupada por lo que pasaría como resultado de haber faltado a su disertación. Tan absorta estaba en sus pensamientos, que ni se dio cuenta de que un hombre la seguía. Como también le pasó desapercibido el hermoso paisaje citadino de la hermosa Adana, la ciudad anfitriona de los congresos. Cuando la chica entró a su hospedaje, el hombre regresó al hotel para informar a su empleador acerca del albergue donde se hallaba ella.
Minutos después, ya en su cuarto de la casa de huéspedes, reunida con sus colegas, la Dra. le explicaba lo que había sucedido.
—No te preocupes, tú siempre has sido muy responsable. Nunca te había pasado algo así. Seguramente te darán otra oportunidad para presentar el proyecto, no te preocupes más. Mejor concéntrate en tu cita para ésta noche —sugirió una de sus compañeras, mientras las demás se unían a la animada charla, dándole sugerencias de cómo vestirse y arreglarse.
De pronto tocan a la puerta, y todas ellas se miran unas a otras.
— ¿Alguien pidió algo? — todas negaron con la cabeza. Siguieron insistiendo con golpes más fuertes. Teresa se levantó de la cama donde estaba sentada muy desenfadadamente, y se dirigió a la puerta con la intención de abrir. — ¡Ten cuidado! — advierte una de sus amigas.
Con mucha cautela gira la perilla de la puerta y jala de ella… y cuál es su sorpresa, cuando al abrir, frente a ella hay un enorme ramo de rosas rojas, y detrás de ellas un hombrecillo que anunciaba en voz alta y con fatiga:
— ¡Flores para la señorita Gaga! — Todas las chicas se levantaron y fueron para ayudar a cargar el espectacular regalo.
Tras cerrar la puerta, Teresa comenzó a estornudar sin control.
— ¿Qué te pasa? —Le preguntaron—
— ¡Ha! No es nada, sólo una terrible alergia a las rosas, que se arregla poniéndolas aquí. — dijo esto al tiempo que metía las rosas a una bolsa de plástico y subía a una silla para colgarlas en una ventana.
Continúa el próximo lunes...