Si bien el significado etimológico del término eugenesia es ”buen origen”, podría definirse como la ciencia que estudia y/o aplica cualquier medio para mejorar las características innatas de una especie o raza. Hasta aquí todo indica que esta disciplina pretende aportar un beneficio a la naturaleza, al ser humano y a la sociedad, aunque la historia nos cuenta, desde los tiempos de la antigüedad, un prontuario de episodios ignominiosos de índole eugenésico.
Cuando el célebre naturista, Charles Darwin, propuso su teoría de la selección natural de las especies, científicos de diversas ramas como la biología y la ingeniería genética se interesaron en mejorar ciertas cualidades de plantas y animales para beneficiarnos los seres humanos, hasta que nosotros mismos nos convertimos en objetivos experimentales de la eugenesia, que conllevaron a prácticas xenofóbicas de exterminio masivo, esterilización forzada y demás acciones perturbadoras de la moral, con el pretexto de algunos grupos sociales de ”mejorar la especie humana” en detrimento de otros.
Entre los procedimientos eugenésicos de evidente discriminación existen testimonios que marcaron la historia con dramáticos sucesos como los siguientes citados a continuación:
- Exterminio masivo: Por ser consideradas razas inferiores que amenazaban con contaminar a la “raza pura aria”, el movimiento nazista llegó a exterminar a seis millones de judíos y más de ochocientos mil gitanos.
- Esterilización forzada: En Europa, Norteamérica y Latinoamérica se han aplicado planes de control poblacional empleando la violencia directa o coercitiva a grupos sociales, en su mayoría étnicos, de escasos recursos o que presentasen alguna enfermedad física o mental que pudiera ser heredada, esterilizando a sus miembros y en especial a las mujeres. Tal fue el caso ocurrido bajo el gobierno de Alberto Fujimori, expresidente de Perú, que atendiendo las ”cláusulas de control de la población” contenida en los convenios firmados con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo, fueron esterilizadas 331.000 mujeres con fines eugenésicos.
La discriminación eugenésica también abordó el campo ideológico en algunos sectores normativos como la teología, el derecho y la medicina, propiciada por representantes de algunas instituciones de relevante influencia social como es el caso de la Iglesia católica en Latinoamérica: desde antes de 1940, en los consejos pre-nupciales, los sacerdotes sondeaban a los novios con el fin de determinar si eran parejas ideales para conformar familias y decidir la prohibición o aprobación del casamiento, en tiempos en que el matrimonio era imperativo para el buen visto social de la descendencia. También la medicina mediaba a través del examen médico si los cónyuges contaban con las condiciones físicas y mentales para la procreación, valiéndose los galenos del derecho que el Estado les otorgaba para impedir el embarazo y recurrir, si era necesario, a la esterilización forzada.
Herbert Spencer
Fuente
Darwinismo social en la actualidad
Considerado como ”padre del darwinismo social”, Herbert Spencer fue un sociólogo inglés que estuvo de acuerdo con que la sociedad debía seguir las mismas ”leyes de selección natural” propuestas por Darwin, llegando a la conclusión que las sociedades se desarrollan con la competencia entre sus miembros, oponiéndose a que el Estado ayudase a los más necesitados y de esta forma solo los más aptos sobrevivan.
Hoy en día, la eugenesia ha perdido el favoritismo que había alcanzado desde la época victoriana hasta mediados del siglo pasado por ser considerada como falta de ética e inmoral, en su más notable expresión cuando se ejercía abiertamente; más no significa que haya sido erradicada, ya que sigue ejerciendo, en bajo perfil, su influencia discriminatoria en una sociedad donde la precariedad de las instituciones que se dedican a ayudar a los más desfavorecidos le dan a éstos pocas posibilidades de continuar reproduciéndose, y solo quienes poseen más ventajas, sobre todo en lo económico y lo material en general, terminan sobreviviendo, perpetuando su reproducción en un mundo que más se aleja en su proceso de humanización y pregona más el lema postmodernista ”sálvese quien pueda”.