Unos pocos Cigarrillos en el Auto ෴ Relato Erótico

in #spanish7 years ago (edited)

“Ojos verdes como la madre selva” esa fue la expresión que utilizó al referirse a mis ojos, justo en el momento en que mi rostro bajaba hacia su abdomen y lo miraba de forma sugerente… ¿Quién diría que ese encuentro furtivo y precipitado en el automóvil se convertiría en una de las experiencias más excitantes y satisfactorias de mi vida?

¿Su nombre? Eso no tiene importancia, solo me importaba su calcinante piel rozando la mía, transmitiendo todo lo que su alma podía darme, activando mis sentidos y llenando cada rincón de mi cuerpo con su miembro. Habían pasado ya meses desde que nos escribíamos, sin embargo, la oportunidad de vernos no llegó hasta que un día, llegó a mí un mensaje. Mensaje que desató aquella noche de sudor y placer.

"Vamos a vernos en 15 minutos, te espero en la plaza”

Pienso que deberían haber visto mi cara en ese momento, estupefacta. No podía creer que estuviera a punto de conocer a un hombre como él. Traté de vestirme lo mejor posible, de manera casual y de fácil desvestir; una bermuda cómoda y una franela de cuello “v”, ropa suficiente porque sabía que sobraría si me colocaba más.

Al llegar al lugar de encuentro pude verlo enseguida, estaba dentro de su auto clásico, con la ventanilla abajo y dando una larga calada a un cigarrillo. No perdí el tiempo y entre inmediatamente al auto. No dijimos nada, solo nos sentamos a fumar unos cuantos de esos cilindros. No teníamos nada qué decir, ya lo sabíamos todo el uno del otro, conocía cada lunar de su cuerpo, cada uno de sus gustos en literatura, sabía cuánto tiempo pasaba en el gimnasio y hasta sus horarios de trabajo, todo eso sin habernos visto antes en persona, como en ese instante. No podíamos quitarnos los ojos de encima.

Terminé mi segundo cigarrillo, arrojé la colilla por la ventana y él arrancó su auto. No dijo a dónde íbamos pero ya yo lo sabía: buscaba un lugar solitario… Estacionó en el aparcamiento de un edificio poco concurrido y como era tarde y oscuro, nadie iba a molestarnos. Desesperadamente chocamos nuestros labios contra los del otro, nos despojamos de nuestras ropas hasta quedar con nuestras almas completamente expuestas, y yo no podía creer lo que estaba viendo. No pensaba que su cuerpo fuera tan escultural en persona como por fotografías; brazos fuertes, hombros anchos, un abdomen que hasta un mismísimo dios griego podría envidiar... y una imponente masculinidad, grande, muy cálida al tacto. Él tomó la palanca a la izquierda de su asiento y bajó su espaldar para reclinarse hasta quedar en una posición casi horizontal. Subí mi menudo cuerpo sobre el suyo, fornido y prominente, para posteriormente deslizarme por su pecho y hacia su abdomen, mientras mi mirada sugerente firmemente puesta sobre su rostro, obtuvo sus primeras palabras esa noche:

“Ojos verdes como la madre selva”


Una vez frente a su pelvis, tomé su rígida erección con mi boca y di todo lo que tuve de mí en ese instante. Usé mi paladar y lengua para darle placer en lo más posible hasta escuchar sus quejidos, una sinfonía de música melodiosa que no me cansaría de escuchar nunca. Sonidos roncos y de tonos bajos… No sé en qué momento pasó, no sé cómo cambiamos de posiciones, pero lo siguiente que recuerdo es que estaba de espaldas a él, recostado al asiento del piloto con él encima de mí, tomándome por los hombros. Poniendo todo de sí dentro de mí, embistiendo tan fuerte, tan preciso y tan placentero... estar con él era como viajar por el espacio, el tiempo no tenía sentido, su cuerpo era embriagador.

Mi éxtasis no me dejaba entender lo que pasaba, solo sentía la humedad entre mis piernas y mi miembro a punto de explotar por el arrebato del momento. Sus embestidas pasaron a ser mas desenfrenadas y arrítmicas, yo sabía que era el momento, la cúspide final, la explosión supernova que renovaría nuestros cuerpos. Volteé mi cabeza y lo miré a los ojos, estábamos sudando y gimiendo roncamente pero eso no nos importaba. Me besó. Justo después de eso, la gloria, derramamos todo nuestro ser; él dentro de mí y yo justo en su asiento de cuero. Contorsionamos nuestros cuerpos, nos faltaba la respiración, pero el cansancio era apenas perceptible cuando solo éramos conscientes de nuestro propio nirvana.

Nos sentamos cada uno en su respectivo asiento luego de limpiar el desastre que dejamos, y fumamos otro cigarrillo antes de irnos, ambos desnudos en su auto con las ventanillas abajo, dejando que el aire frío de la noche chocara con nuestras pieles sin indumentaria.


Fuente de las imagenes
https://www.pinterest.com.mx/pin/443745369518550038/
https://www.pexels.com/photo/city-night-sidewalk-car-72581/


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Tú muy bien!!! Es un relato erótico que a pesar de no tener una trama profunda, es profundo!!! Profundamente sensual. Bravo Teran! no me extraña.

Interesante relato! Y muy travieso jajaja grrr

Jajajaja Gracias Rafa! Que bueno que en serio te gustara <3 Esa fue la idea desde que comencé a escribir, no quería nada profundo, pero quería que pareciera una historia compleja sin serlo jaja


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Muy bueno.. Aunque le falto algo… de realismo, pero tenía lo esencial, la honestidad…