Bastante se ha hablado sobre la tendencia que se tiene para evitar los cambios. Nos acondicionaron a permanecer dentro de unos límites que crean una sensación de seguridad, un área que si permaneces en ella, no tendrías que preocuparte de los peligros que acechan fuera de esta.
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Mencionamos esa zona como si de veras hubiera barrotes o murallas que protegen al que se oculta en ellas. Los supuestos peligros que atemorizan, no son de los que amenazan la vida.
Lo que evita que salgas de la zona de confort, son los miedos. Miedos al ridículo, al fracaso, al rechazo, y no podía faltar el temor al éxito. Este último es increíble, temor al éxito, ¿te imaginas?
Así es, querido steemian. Empecemos a analizar por qué buscamos la seguridad. Habría que entender que nuestro cerebro en realidad no es solo uno, son tres. Estos 3 cerebros tuvieron diferentes épocas evolutivas, siendo el más profundo y antiguo, conocido como el reptiliano, el que posee mayor poder a la hora de que actuemos. Fíjate como están las cosas, el instinto de supervivencia, que lo dirige el cerebro reptiliano, es quien tiene la última palabra.
El segundo cerebro, es el límbico, o emocional. Allí están las emociones, y ya te habrás dado cuenta que este es más poderoso que el racional, el tercer cerebro, pero menos influyente que el reptiliano.
Ya conocemos a los tres cerebros, y así es más sencillo comprender por qué a veces hacemos las cosas que sabemos que son incorrectas. Lo que conocemos viene del cerebro racional, pero si el reptiliano ordena lo que desea, allí no hay fuerza de voluntad que pueda con él.
Para el cerebro reptiliano, todo lo que esté fuera de lo común, de lo que ya conoces, eso que haces a diario, es una amenaza de muerte.
Sea o no bueno para ti, el cerebro reptiliano deduce que si has sobrevivido haciéndolo, el no hacerlo podría matarte.
Para hacerte obedecer, se vale de los miedos para paralizarte y que te dejes de inventos. La seguridad está en hacer siempre lo mismo: eso suena aburrido, muy aburrido.
Entonces se entiende el porqué es tan difícil abandonar los malos hábitos alimenticios, por ejemplo. Aquí es donde las comidas procesadas ganan la batalla. Mientras el cerebro racional entiende que hacen daño para la salud, el reptiliano cree que los necesita para sobrevivir.
Entonces, para poder cambiar, se necesita salir de la zona de confort. Es entrar en una zona de crecimiento, donde vas a aprender cosas nuevas.
Los miedos te atacarán apenas quieras cruzar la frontera de lo que ya conoces. El miedo al qué dirán los demás sobre tus nuevos planes; el temor al fracaso te atacará, recordándote los fallos que has vivido hasta ahora; tendrás que acostumbrarte a sentir el miedo que aparece cuando quieras experimentar algo nuevo.
Es darte un empujón, porque en poco tiempo, cuando te familiarices con el nuevo conocimiento, esa perturbación irá menguando; es que el cerebro reptiliano se dará cuenta que pudo salir de la zona de confort, y nadie ha muerto.
¿Sabes que empieza a suceder? Los límites de tu zonas de confort se expanden. Y si repites la operación de salir de tu zona cómoda, enfrentando a la incomodidad que tus miedos van a tratar de imponerse para detenerte, podrás trascender a niveles que te harán más fuerte y valiente cada vez.
Las habilidades que vas aprendiendo se van sumando, más y más.
Ahora me viene a la mente esos mapas antiguos, que intentaban cartografiar los mares y océanos desconocidos cuando aún no se conocía a América, ilustraban las zonas desconocidas con monstruos marinos y dragones; advirtiendo que jamás un marino debía abandonar la seguridad de los mares costeños, que el cabotaje era lo más seguro.
Claro que es más seguro, pero tampoco se hubiese descubierto el nuevo mundo.
Este ejemplo te podría ilustrar lo que pensamos cuando queremos aventurarnos a la conquista de nuevas metas. Salir de la zona de confort, de la rutina que haces día a día, en tu empleo, en los estudios que ya te son cómodos, que no representan un reto que pueda exponerte al ridículo y al fracaso; tu cerebro reptiliano te ilustra el mundo desconocido con esos dragones y monstruos marinos que amenazan con devorarte.
Ya conoces la historia de Cristóbal Colón, nunca encontraron esos animales fantásticos que con sus largos tentáculos y filosos dientes quisieron devorar a la Santa María.
Nada de monstruos, y atrévete a salir de tu rutina. ¿Quieres vivir tus sueños? Aprende cosas nuevas, experimenta actividades que te dan miedo, que te puedan exponer al ridículo , le demostrarás al cerebro reptiliano que no pasa nada, y que ampliar la zona de confort, si es posible.
Saludos, steemian. Feliz día.
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Buenas tardes @th2017, siempre pendiente de darnos maravillosos consejos e impulsandonos a dar pasos seguros hacia el exito! Gracias por este excelente post!🙌😊
Que buen post Thomas, como siempre nos complaces con tus gratos consejos que nos alientan a seguir adelante como todo unos guerreros.
@th2017 este es uno de esos trabajos que nutren mi mente y estimulan a sacudirse los miedos, gracias mil, te seguire leyendo