Carl Gustav Jung fue una de las mentes más brillantes a comienzos del Siglo XX. Fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista, nacido en Kesswil, Suiza, en 1875; en sus comienzos fue colaborador de Sigmund Freud, llegando a convertirse en figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis posteriormente. Fue conocido, además, de incorporar a sus estudios temas y metodologías relacionadas con la espiritualidad, antropología, e incluso, la alquimia (temas que le generaban mucha pasión).
Es por eso, que en 1952, Jung plantea la “Sincronicidad” en una obra llamada “Sincronicidad como principio de relaciones acausales”, para tratar de explicar el fenómeno de la “casualidad” o “coincidencia”.
Para Jung, la Sincronicidad no era otra cosa que “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, pero de manera acausal”, es decir, dos hechos relacionados, pero que no hubo causa o hecho que lo detonara.
Traten de imaginar las veces en que han pensado en determinada persona, y en ese momento, como por arte de magia, se encuentran frente a frente, o incluso, situaciones simbólicas de igual relevancia, como pensar en determinado tema, y al instante, recibir una respuesta en la televisión, en la computadora, o en una conversación, sin razón aparente.
Son estos acontecimientos fortuitos los que inspiraron a Jung a plantearse la “Sincronicidad”. En su obra, “sincronicidad como principio de relaciones acausales”, Jung narra un acontecimiento en particular que le ocurrió:
“Una joven paciente soñó, en un momento decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana. Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana. Abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima a un escarabajo de oro que pueda darse en nuestras latitudes, a saber, un escarabeido (crisomélido), la Cetonia aurata, la «cetonia común», que al parecer, en contra de sus costumbres habituales, se vio en la necesidad de entrar en una habitación oscura precisamente en ese momento. Tengo que decir que no me había ocurrido nada semejante ni antes ni después de aquello, y que el sueño de aquella paciente sigue siendo un caso único en mi experiencia”.
Es así como la Sincronicidad se basa en una serie de coincidencias tan improbables, que nos hace cuestionar la realidad de las cosas, y lo misterioso que puede ser el universo. Sin embargo, más allá de todo misticismo, Jung hizo un riguroso estudio científico (y astrológico) sobre este fenómeno.
En el prefacio de su libro, Jung nos describe lo inseguro que estaba al plantearse el tema a sí mismo, y a la comunidad científica, pero luego de recopilar ciertas experiencias personales, así como las de sus pacientes, decidió entrar en materia. En su estudio, Jung noto que las leyes naturales como verdades estadísticas, cuyo sustento filosófico es la causalidad, solo puede verificarse a nivel macrofísico, y no a nivel microfísico. La relación causa-efecto, es solo relativamente verdadera, dando a entender que la utilidad del principio causal para explicar los procesos naturales es netamente relativa, siendo necesarios otros elementos para dar una explicación final, por lo tanto, que algo no tenga una explicación causal en el macrocosmos, no quiere decir que no exista.
Las coincidencias a las que se refería Jung no solo estaban gobernadas por el azar (cuya probabilidad era tan mínima que podrían considerarse estadísticamente significativa), sino, por algo mucho más profundo, un “proceso natural” que aun desconocemos. Jung creía que el nivel de afectividad que las personas podían tener producto de una situación fortuita, estaba basado no solo en el arquetipo (patrón ejemplar del cual otros objetos, ideas o conceptos se derivan), sino, de la propia imposibilidad, o improbabilidad del hecho.
De hecho, Jung, en colaboración con su paciente, y premio nobel de física, Wolfgang Ernst Pauli, exploraron la posibilidad de que los conceptos “arquetipo” y “sincronicidad”, fuesen parte de una misma fuente, el “unus mundus”, término que se refiere al concepto de una realidad subyacente unificada a partir de la cual todo emerge y a la cual todo retorna.
Siguiendo el patrón de ideas de Jung y Pauli, dejan entrever que la sincronicidad no es más que un mismo hecho que se repite constantemente, convirtiéndose en un bucle, y que cada caso de sincronicidad o cada hecho “fortuito”, guarda un significado oculto, producto de un inconsciente (o consciente) colectivo, siendo el “unus mundus” (la psique y la materia) el hilo comunicante.
Jung al momento de relatar su experiencia personal con el caso del escarabajo dorado (que anteriormente mencione), a este le dio un significado simbólico, ya que en Egipto, el escarabajo es símbolo del renacimiento: morir, para renacer en sí mismo. Otro caso curioso en la vida de Jung, fue el momento de su muerte, la Dra. Irene Gad relató:
“La tarde en que Jung murió, una gran tormenta eléctrica estalló sobre su casa en Künsnach, como si la naturaleza misma se hubiera movilizado a reconocer el evento. Y casi justo en el momento en el que murió, un relámpago atronó su árbol favorito en el jardín. Algunos años después Laurens van der Post estaba haciendo una película sobre la vida de Jung. La última secuencia iba a a ser filmada en la casa de Jung”.
Posteriormente, Laurens Van Der Post señaló:
“Cuando llegó el momento de hablar directamente a la cámara de la muerte de Jung y empecé a describir cómo un rayo demolió su árbol favorito, otro rayo cayó en el jardín. El relámpago sonó tan fuerte que me produjo un sobresalto. Y hasta la fecha, el sobresalto, el relámpago y el impedimento de habla que me provocó pueden ser vistos en la película, así como el rayo aparece en la pantalla sobre el lago atormentado y los árboles agitados por el vendaval”.
Se dice que el relámpago es símbolo de divinidad en ciertas culturas.
Jung también distinguía otros dos tipos de Sincronicidad:
- La coincidencia de un hecho externo (casi simultaneo) que sucede mas allá de la percepción del individuo, y que no puede verificarse en ese instante; y
- La coincidencia de un estado psíquico con un hecho futuro no existente, que solo puede verificarse cuando suceda (precognición).
En mi opinión, es muy difícil creer en un tema tan abstracto y controversial como lo ha sido la sincronicidad, sin embargo, en mi vida creo que he tenido varios episodios de esta característica, aunque hay uno en particular que me marcó, y me ha hecho replantearme ciertas cosas, sin embargo, creo que no hablare sobre esa experiencia ahora por ser extremadamente dolorosa, aunque quizás en el futuro pueda contarles.
Fuentes:
https://pijamasurf.com/2012/02/sincronicidad-el-significado-de-las-coincidencias-en-un-universo-espejo/
http://www.formarse.com.ar/libros/libros-Jung/JungCarlGustavSincronicidad.PDF
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Saludos. :)
Muchísimas gracias!
Saludos (:
Brillante. Jung, casi metafísico (o metafísico en realidad)
Comparto
El tipo estaba muy adelantado para su época.
Hola @thebluespirit. Me gustó mucho tu publicación. Recibe un voto de mi parte.
No conozco de cerca la obra de Jung, sin embargo, me llama mucho la atención. Voy a conseguir alguna de sus obras, ¿cuál me recomiendas para empezar?
Muchas gracias!
Te recomiendo leer el libro rojo (The Red Book), un libro en el cual Jung plasma experiencias oníricas y del mundo de los sueños.
Gracias por la recomendación, voy a buscar el libro.
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STOP
Como siempre Jung y sus teorias poco ortodoxas. Sincronicidad, es un libro que siempre he querido leer, despues de leer "El hombre y sus simbolos" quede con más hambre sobre el trabajo de este señor. La sincronicidad quizás sea su trabajo más arriesgado por lo poco que entiendo. Recomendaré este post. Buen trabajo.
Muchas gracias por tu comentario.
La sincronicidad es un tema muy complejo por ser abstracto, como lo dijo el propio Jung, sin embargo, estos últimos años ha ganado cierta popularidad y fuerza.
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