Se conoce como mindfulness a la consciencia plena, la atención centrada en el momento presente, sin juzgar nada, a lo rápido, nos centramos en el aquí y el ahora para darnos cuenta de lo que ocurre en el preciso momento, en el presente.
Muy probablemente muchos de nosotros leyendo estas líneas piensen que es lo que hace en su día a día ¿verdad? Y que es muy consciente de lo que ocurre, pero ¿estan seguros? Por ejemplo, ¿cuándo se levantan y van a darse una ducha, son plenamente conscientes, de la temperatura del agua, de las sensaciones que les genera el agua cayendo por su cuerpo?
Les apuesto que la respuesta a esta segunda pregunta sea algo más dudosa o quizás un no rotundo. Nos desenvolvemos en una sociedad compleja, le podemos llamar multitarea, que nos obliga a realizar muchas cosas a la vez, y que pensemos mientras tanto en otras tantas, añadido a esto, por que si fuera poco nuestro cerebro tiene la capacidad de pasear de una idea a otra y divagar, cansándonos poco a poco y no percibiéndolo, reconectando con la vida.
Obviamente, no podemos pedirle nin exigirle a la sociedad que vaya un poco más lento para que nosotros podamos centrarnos en lo que está ocurriendo, pero lo que sí podemos hacer es entrenarnos en la consciencia plena, en el mindfulness.
Así como cualquier otro aprendizaje que hacemos a lo largo de nuestra vida, si nos entrenamos, nuestro cerebro acabará automatizándolo y mejorando así nuestro bienestar y nuestra calidad de vida en todos los aspectos y lo único que necesitamos para poder hacerlo es tener muchas ganas y voluntad.
Las razones para hacer mindfulness, están muy ligadas con los beneficios que obtendremos, pero el principal es poder darnos cuenta de lo que ocurre con plena consciencia, en cada momento, tanto a nivel interno, como externo, para así poder mejorar nuestra calidad de vida, disfrutar de la vida y gestionar lo que nos ocurra tanto si es positivo o negativo.
Realizando la práctica diariamente 10 minutos de mindfulness, podemos llegar a mejorar nuestro bienestar de manera sustancial. Como mencionábamos, tenemos unos circuitos neuronales, que igual que aprendemos a escribir y después lo hacemos de manera automática, primero trabajarán en prestar atención plena al momento presente y posteriormente seremos capaces de realizarlo de manera automática, obteniendo los siguientes beneficios:
Aumentar la capacidad para concentrarnos, entrenando al cerebro en la intencionalidad, para que no se disperse con el futuro ni con el pasado, sino con lo que estemos haciendo o lo que esté ocurriendo en ese preciso instante.
Potencia la capacidad para calmarnos y relajarnos.
Va a aumentar paulativamente los niveles de energía
Disminuye el riesgo de padecer estrés, depresión, ansiedad, entre otros
Causa una actitud de amabilidad ante la vida y ante nuestros semejantes.
Produce en nuestro ser la capacidad de hacerle frente a las adversidades mediante la mejora del bienestar interior.
El mindfulness precisa de entrenamiento y de aprendizaje, echarle muchas ganas, pero existen una serie de ejercicios que te darán pie a ir verificando los beneficios de centrarte en el momento presente, el ahora. Existe un proverbio Zen que dice: “Cuando bebas, simplemente bebe y cuando camines, simplemente camina”, esto es lo que tenemos practicar.
1º Toma de consciencia:
Empieza cerrando los ojos, porque se trata de que miremos hacia adentro, hacía nosotros mismos, que tomes una postura que te resulte cómoda, estable, la que sea, eso da igual y que sientas en tu cuerpo el contacto con la superficie en la que te encuentres, los pies en el suelo, la cara ¿Qué notas? Prueba si cambiar el gesto con una sonrisa cambia la experiencia, ¿Qué sientes?
Ahora date cuenta de la respiración, como fluye por el cuerpo, como da la vuelta el aire antes de salir. Intenta poner la atención donde la puedas seguir bien, fosas nasales, abdomen, entre otros, siendo lo más importante, mantener la atención y si se va, la volvemos a traer a ese momento, notando si cambia, si la mente y el cuerpo se van cambiando, prestando atención a nuestra respiración y siendo conscientes de ese momento.
2º Comer con plena consciencia:
Este ejercicio nos ayudará a volver a comer con placer, a disfrutar de las comidas que nos gustan de una manera que seguramente hace mucho no hacemos. Puedes utilizar frutos secos, fruta, trozos pequeños de chocolate o un rápido bocadillo si lo prefieres, lo importante es que después de cada paso recuerdes hacer una pausa para poder tomar consciencia de todo que estás notando: - Concéntrese en ese alimento e imagina que nunca lo habías visto.
- Colócalo en la palma de tu mano.
- Date cuenta como es, las diferencias en su color, tamaño, su olor, su peso, su aspecto, cómo es al tacto, veanlo sin prisa y observen todos sus detalles, pongan atención en eso.
- Luego acércalo a tu oído, apriétalo, muévelo entre tus dedos, si realiza algun sonido el alimento. Recuerda en todo momento, que si la atención se va, la volvemos a traer a ese momento y a lo que estamos haciendo.
- Mira nuevamente el alimento y rózalo sobre tus labios, sintiendo las diferencias de textura en tus labios con respecto a tu mano.
- Muy lentamente apóyalo en tu lengua sin morderlo, notando si hay cambios en tu boca (por ejemplo comenzar a salivar), como es ese peso en la lengua, entre otros.
- Ya cuando estés preparado, muérdelo de manera totalmente consciente, notando su sabor.
- Mastícalo con lentitud, observando como es, que cambios pueden estar ocurriendo en ti, dándote cuanta de todas tus sensaciones.
- Ahora si, cuando estés listo, trágalo, mirando si detectas esa intención incluso antes de realizarla.
3º Camina conscientemente:
Este ejercicio lo puedes hacer tanto dentro, como fuera de un cuarto o recinto, ya es de tu preferencia, lo que cuanta es que camines unos diez minutos y si quieres puedes extender el tiempo:
- Colócate primero en una postura en que sientas tus pies sobre el suelo, observa la zona por la que vas a caminar y céntrate en caminar con la vista al frente, sin mirar al suelo.
- Luego levanta muy lentamente el pie derecho, observa cómo se levanta del suelo, como se separa el talón, con qué zona empiezas a levantarlo, y a su vez siente como todo el peso se traspasa al pie izquierdo, como está. De manera muy lenta, baja el pie derecho dando un paso hacia adelante, notando como es la pisada, como se conecta contigo y con el suelo donde estás pisando y cómo las sensaciones en el pie izquierdo son distintas porque el peso vuelve a complementarse con la pierna izquierda.
- Talvés te des cuenta de que te tambaleas un poco, tranquilizate, puedes imaginar que estás dejando huellas por ejemplo en la arena del mar y así mantener tu atención en tu caminar.
- Ya habiendo dado unos 15 pasos en una dirección, date la vuelta, notando como las caderas se giran, las piernas, los pies, como los levanta y como es la pisada al girar. Tómate tu tiempo para hacer esto y poder notar las sensaciones que percibas.
- Es probable que con cada tanda de pasos que hagas, te sientas más seguro y conectado. Lo más importante es realizarlo con actitud positiva y con la mente abierta.
Con estos sencillos ejercicios, pueden ayudar a que comiences a conocer el mindfulness y que después de cada uno de ellos, tú mismo puedas comprobar cómo te sientes y como mejora tu bienestar. Hazlos y ya cuando termines trata de notar como te sentías antes y como te sientes después de haberlos realizado. Mayormente vivimos tan apurados que no podemos disfrutar de la plenitud de la vida y el mindfulness es una gran ayuda para ello.