Este es un tema del que todos los venezolanos estamos cansados de hablar, ya sea que estemos en el supermercado, la farmacia, el autobús, en clases o hasta en las fiestas o reuniones sociales, por doquier este tema se hace presente. Empezamos hablando de una cosa totalmente diferente, pero siempre terminamos cayendo en la típica frase "Me quiero ir del país" y esto no se debe precisamente al país, se debe a la dictadura que nos obliga a vivir diariamente en una constante odisea para conseguir alimentos o la medicina para curar una simple gripe o peor aún aquellos medicamentos para pacientes con enfermedades graves como el cáncer o enfermedades renales, hematológicas, etc. Sumemos a la crisis de salud pública, la inseguridad que reina y enluta a miles de familias venezolanas a diario, lo que genera una crisis social.
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Para nosotros como jóvenes es frustrante ver que nuestras vidas poco a poco se van tornando más difíciles, que cada día surge un problema nuevo por el cual preocuparnos, ya no son suficientes las angustias normales por las evaluaciones de la universidad o por nuestros deberes en el hogar, o simplemente por el día que tendremos libre para salir con amigos, algo que ahora es bastante difícil de hacer ya que todo es muy costoso y además, la inseguridad simplemente no te lo permite puesto que no puedes transitar libremente por las calles. Sin embargo, si es obligatorio ahora preocuparte porque te toca amanecer en una cola para comprar alimentos y correr el riesgo de que cuando llegue tu turno, no alcancen los productos para ti o no haya lo que estás necesitando.
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Es tan crítica la situación en Venezuela que nosotros como jóvenes, nos sentimos frustrados porque vemos que nuestros padres trabajan muchas horas al día o tienen varios trabajos a la vez y aún así el dinero no alcanza sino para reponer lo consumido de la canasta básica.Es decir, debemos olvidarnos de las visitas a los restaurantes, los helados, chocolates los paseos o cualquier antojo o eventualidad porque eso ya es un lujo. Es impresionante ver como familias completas logran sobrevivir con solo 1 $ (salario mínimo mensual) aunque cada día esta tarea se hace mas complicada. Es allí donde vemos la providencia divina, que se hace sentir en la mayoría de los hogares venezolanos, porque ni ganando 100 sueldos mínimos logras vivir dignamente.
Nos da impotencia porque ya no hay vacantes para contratar a la gente, puesto que las empresas están cerrando sus puertas y no hay inversiones en el país. Es por ello que la solución es dejar a nuestras familias y los estudios para ayudar a solventar a la vez que buscamos la ruta a un futuro mejor, que nos permita sacar adelante a los que quedaron aún en casa.
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Continuará...