Muy buena respuesta. Nuestro Dios es un Dios fiel y "nuestro pronto auxilio en la tribulación".
En elgún momento del su vida el salmista dijo: “¡Oh Jehovah, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos dicen acerca de mí: ¡Dios no lo librará!... Pero tú, oh Jehovah, eres escudo alrededor de mí; eres mi gloria y el que levanta mi cabeza.” Salmo 3.1-3
David fue un hombre que tuvo que enfrentar muchas crisis en su vida. Siendo muy joven fue ungido para ser rey de una nación donde ya había un rey. Por mucho tiempo tuvo que huir de dicho rey el cual procuraba su muerte. Por otro lado, ser el mejor amigo del heredero del trono tampoco le favorecía mucho en su agitada vida. Luego de ser establecido como rey sufrió una importante crisis al pecar contra Dios por medio del adulterio y el asesinato. Sin embrago, una de las más importantes crisis que David vivió como rey fue cuando su propio hijo tejió una conspiración para quitarle su reinado (2 Sam 15). Pensando en lo mejor para su pueblo David decide huir y organizar sus estrategias de defensa desde fuera, sin embrago no podía ocultar el dolor de ser víctima de persecución de su propio hijo (2 Samuel 15:30). ¿Qué sentirá un padre cuando su hijo organiza una conspiración llena de mentiras para derrocarlo de su trono y aun procurar su muerte? En este contexto David dirige al Señor la célebre oración que tenemos en el Salmo 3.
En esta situación de crisis David está seguro de tres cosas. Mientras sus enemigos apostaban por su derrota y aun aseguraban que Dios no le libraría él podía afirmar que el Señor era su escudo, su gloria y quien levantaba su cabeza. Esta oración expresa la certidumbre de las tres funciones que cumple Dios en todo creyente que deposita su confianza en él.
“Eres escudo alrededor de mi”. Esta es una declaración de protección. David sabía que aunque sus enemigos eran muchos, Jehová había dispuesto un escudo alrededor de su vida, por lo tanto podía acostarse y dormir tranquilo porque Jehová lo sustentaba (v. 5). ¿Cuántas cosas generalmente intentan quitarnos el sueño? En las noches el temor y la preocupación intentan llegar a nuestras vidas y robarnos las horas de descanso. Pida al Señor y crea que hay un escudo de protección alrededor de su vida a cada momento.
“Eres mi gloria”. Muchas veces creemos que las cosas que poseemos y hemos alcanzado en la vida son el producto único de nuestro esfuerzo, dedicación y hasta “suerte”. David sabía que “su gloria” procedía del Señor. Es decir, creía que todo lo que él era y representaba en ese momento era por las misericordias de Dios. El no era rey porque era valiente, o porque venía de una familia real o porque era un astuto guerrero. El sabía que era rey porque Dios lo había puesto allí. Cuando llegamos a tal nivel de certidumbre de creer que la casa que poseemos, el trabajo o la posición que tenemos, la familia que hemos levantado, los hijos engendrados, y muchas otras cosas más; son solo el fruto de la misericordia de Dios y de lo que él tenía previsto para nosotros dejamos de creer en nuestra gloria y creemos que Dios es nuestra gloria.
“Quien levanta mi cabeza”. Como dice la versión Dios habla hoy “Eres quien me reanima”. Como ya se mencionó David lloraba por saber que su propio hijo había puesto en sus contra a muchos leales seguidores del rey, pero quien le daba animo para seguir era el Señor. Dios sabe cuales son las cosas que nos duelen y nos causan desanimo, pero debemos sobre ponernos a eso y la única manera es confiar que Dios tiene el poder le “levantar nuestra cabeza” por encima de las circunstancias. Creámosle al Señor y su palabra y podemos concluir nuestra oración como David: “De Jehovah viene la salvación. ¡Sobre tu pueblo sea tu bendición!” (v. 8)
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