Puedo suponer muy claramente el siguiente hecho; la liga de eventos que suceden en nuestra vida son proporcionales a nuestros sentimientos, sueños y emociones. Todo es capaz de crear una balanza que comprende cuán perdidos o cuán centrados estamos en el surgimiento de distintos hechos en nuestro campo vital. Encontrar el rumbo al que pertenecemos es un reto que el tiempo nos pone en frente. Tenemos miles de caminos por dónde cruzar y personas que encontrar. Mientras andamos, corremos, conducimos en el sendero que comprende nuestra existencia , surgen atajos, trampas, peligros. Una serie de juegos parecidos a un campo de gimnasia o una carrera de obstáculos que nos retan a seguir persiguiendo un posible éxito. El tiempo que tenemos recorriendo ese camino empieza desde nuestro nacimiento en el que nos encontramos llenos de vida hasta el envejecimiento en donde nuestro cuerpo empieza a aclamar fuerza de donde no existe, porque ya hemos luchado lo suficiente.
Depende de nosotros mismos saber efectuar todos los procesos que tenemos en mente, llenar de sentimientos a otras personas y llenarnos nosotros mismo de ellos. Saber enfocar nuestra mente en lo que adoramos hacer, las habilidades que queremos desarrollar. Pero las trampas que anteriormente mencioné, poseen esos peligros que nuestros sentidos ocultos perciben que otras personas advierten. Incluso, cuando desconoces a un ser querido que sólo piensa en contactarte para destruir una parte de ti, pierde ese buen título que había recibido y la decepción apodera tus sentidos de amistad. Así como personas desconocidas añoran tu desenfoque, tu tristeza y desdicha. Esas distracciones inevitables que surgen en tu estadía en algún punto del camino; las crea la vida con el nombre de ''lecciones'' y el subtitulo de; ''aprendizajes'' . La fortaleza; la base de todo aquello que comprende nuestra vigencia en este mundo, nos hace seguir luchando en compañía de personas que realmente nos estiman, realmente nos valoran y quieren ser parte de nuestra felicidad. Jugando con nosotros, luchando en nuestro plano, compitiendo a nuestro lado por un mismo premio de amistad y de valores humanos. Su fuerza y vitalidad nos alimentan y nos sentimos motivados a crecer y cumplir nuestras metas con un júbilo impenetrable, porque estaremos realmente protegidos.