Te siento venir… te acercas lentamente a pasos suaves tanteando el piso con mínimo impacto. Te acercas, me acerco y respiro… Inhalo fragancias algo fuertes, llamativas y seductoras. Exhalo y sientes mi respiración cálida abrigando tus sentidos que están propensos a no sentirse olvidados; estás más cerca, sólo unos pocos centímetros de mis labios delineados con recuerdos nacientes de tiempos inmemorables. Te detienes y me observas, el multicolor de tu mirada tentando sentidos ocultos y dibujando sonrisas internas traspasan los míos, los cuales figuran colores vivos y aterciopelados. Siento un hormigueo en mi antebrazo suave y ligero produciendo un erizamiento tortuoso en mis poros por tu mano masajeando suavemente cada parte de mi piel.
Sonríes… Yo vigilo, vigilo tus ojos y tu mirada ¿Contemplo gestos solapados o pensamientos que con cautela demuestran más emociones brillantes? Percibo tu mano subir y bajar lentamente en todo mi brazo convirtiendo mi piel en algodones que a gritos piden más tacto. ¿Te detengo? Mi mirada se aprisiona en sensaciones haciendo despistar mi voluntad propia. La lentitud de mis respuestas me sorprende, sabiendo que debo hacer restringida la entrada a mi templo sagrado. Pero, ¿te dejo entrar, puedes ser bienvenido? Dibujo una sonrisa impensada, coloco mi mano en tu mejilla y beso justo al lado de esa parte del rostro pausadamente. Un rose sutil casi perceptible. Sueños se formaban en mi mente en flashbacks continuos haciéndome saber lo que realmente quería. Una masculinidad que alberga deseos enigmáticos, casi visibles por mi barrera que es capaz de acortar cualquier avance posible. Sensaciones impensables, imposibles de conocer sino las experimento, me señalan una intriga poderosa. Pero más allá de cualquier negación está mi deseo punzante, ese que no parará ni en un instante, porque tu increíble belleza me quiere hacer viajar por mundos diferentes, mundos que sólo tú me puedes demostrar. Tomo cada lado de tus mejillas con mis manos y comienzo un beso que no tendrá final hasta que nuestros cuerpos se vacíen de tanto aliento…