Salí de paseo, el destino fue una hermosa playa del estado Sucre en Venezuela.
La embarcación en que navegamos, fue un bonito peñero de 28 pies de eslora piso plano y alfombrado con un motor Mercury de 240 HP. Y de 28 pies de eslora. La tripulación la componíamos 7 personas, entre ellas cuatro eran damas. Yo era el capitán.
La idea era pescar; pernoctar en la playa y en las horas nocturnas cocinar los pescados y comerlos a la luz de la luna.
Entre los aparejos que llevamos se encontraban: anzuelos y nylon, una olla de regular tamaño, todo tipo de aliños y bebidas, mascaras de buceo.
Diez de la mañana y ya estábamos navegando. Lanzamos dos nylon con sus anzuelos, preparados con buenas carnadas, así, que la pesca estaba garantizada. Bajé la velocidad a diez millas hora, pues la idea era pescar troleado o sea, mientras el barco navega los peces muerden el anzuelo y con un poco de suerte, el sancocho estaba asegurado.
Una, dos horas navegando, y troleando, la gasolina se agotaba y no pescamos nada. Decidí varar el barco en una playa cercana y pasar ahí el resto de la tarde, entre tanto nos divertíamos en juegos playeros con pelotas, carreras, bañándonos y muchas otras diversiones mas.
Llegó la noche; por fortuna, una hermosa y brillante luna nos alumbraba el ambiente. Pero ¿Qué comer? Por precaución, entre las cosas que traíamos coloqué una buena cantidad de salchichas, enlatados de atún, y diablitos, panes, papitas fritas y todo tipo de salsas. Las chicas compañeras del paseo colaboraron con un delicioso arroz; o sea que el problema de la comida estaba resuelto.
Con ramas secas preparamos una llameante hoguera. Ensartamos las salchichas en palitos finos y las doramos, por fortuna traje suficientes porque todos queríamos mas y mas salchichas.
Entre los compañeros y compañeras del viaje cuatro hacían pareja; o sea, que la baja temperatura de la madrugada, estaba resuelta para ellos.
Un instrumento musical (cuatro) brindó sus notas, cantamos, bailamos y nos echamos coplas.
Jugamos a las penitencias, con una botella como ruleta. Esa parte fue muy divertida.
4 AM debíamos dormir un poco y así lo hicimos.
9 AM a esa hora ya todos estábamos despiertos tomamos un corto desayuno y nos dispusimos a disfrutar de las limpias aguas de las playas Sucrenses. Dos de las chicas y yo nos armamos con chapaletas, mascaras y snorquel (tubos respiradores) y nos fuimos a bucear, el precioso espectáculo que se presentó ante nuestros ojos era tan atrayente que lo prolongamos por espacio de 2 horas.
6 pm a esa hora ya estábamos en casa, todos felices y contentos.
¡Que se repita!... ¡Que se repita! Fue el coro en agradecimiento a Dios y a todos nosotros por tan maravilloso día y tan espectacular noche.
Hay mucho más que contar mis; queridos Steemians pero se me acabó el tiempo.
Será hasta la próxima.
Tomás Flores
Que bonito día fué ese :)
Por cierto, ¿Qué playa es?
Una aventura!