Cuando decimos que cada segundo cuenta, en realidad pasamos por alto que dentro del universo individual, el hacer es solo un rasgo diminuto del complejo entramado de pensamientos que llevan, de nuevo, a ese individuo, a hacer sin pensar, o no pensar en lo que se está haciendo…
A raíz de ese punto de anclaje, todas las conclusiones basadas en un pensamiento definido como critico por los coterráneos, lamentablemente no es tal, pues ha sido contemplado bajo un criterio sinuoso y dudoso..
Por contraparte, no se puede alegar que un pensamiento crítico y lógico sea mejor, solo es diferente al ser visto con una óptica más ampliada hacia lo externo..
Cuando hablamos con esa voz, esa que viene de nuestro interior, cuya ubicación general es dentro; esa que no deja de mandar, criticar, elogiar y aprobar al vehículo corporal, entendemos que pese a no ser esa voz, nuestros pensamientos formadores desde la niñez hasta la tumba han sido moldeados por ella…Ya conociendo a nuestra pequeña “amiga”, nos molesta tenerla y no llegamos a dilucidar cuál es su propósito, porque cada cosa que dice, parece estar bañado con el tono de lo repetido una y otra vez…
¿Pero es así?
¿Cómo entonces producir un pensamiento crítico en el área del hacer, bajo una óptica que no contravenga el universo interno, pero cuya huella en el externo este marcada bajo el instante mismo en que estamos atravesando esa transición presente-pasado?
Estas son divagaciones basadas en una observación externa de un patrón interno…Quizá alguien las lea, puede que sigan al camino de la urdimbre que las vio nacer, quizá solo sean olas dentro del mar que volverán a su estado de pasividad… Me despido solo dejando una pregunta sobre la mesa:
¿Cuándo fue la última vez que terminaron una conversación con ustedes mismos?