La hipótesis más fuerte que parece rondar la mente de los analistas de inteligencia es la siguiente: Estados Unidos está a punto de pedirle a Colombia que desate una agresión contra Venezuela, para evitar que Suramérica se les vaya de las manos.
Una guerra que involucre a toda la región, evitará a juicio de Washington, que Lula vuelva a gobernar Brasil y que Macri, en Argentina, pueda lograr el plan de entrega de ese país al Fondo Monetario Internacional.
Al lanzar a todos los países en una aventura guerreristas se intenta apagar toda protesta interna y reorientar la opinión pública hacia afuera de sus fronteras. La historia, está plagada de estrategias semejantes.
Razones para preocuparse
“Estos 90 días son cruciales y de una gran prueba. De lo que ocurra en estos tres meses dependerá cómo amanezca Venezuela el 1 de enero”, la frase corresponde a Diosdado Cabello, uno de los líderes más importantes de la Revolución Bolivariana.
¿Tiene alguna razón el dirigente bolivariano para usar tamaña sentencia?
Pongamos máxima atención al tuit del Comandante del Ejército Nacional de Colombia, Ricardo Gómez Nieto, quien en el marco de los ejercicios navales UNITAS, habla del agradecimiento que siente hacia el Ejército norteamericano por la ayuda en la “construcción de un pozo de agua potable” en la comunidad de Rumonero.
La misma estrategia “altruista” ha sido usada por el ejército norteamericano en Afganistán con el fin de ir consolidándose en el territorio.
En todo caso, lo importante a resaltar es que fue precisamente en la Guajira donde Colombia estableció en 2015 la Fuerza de Tarea de Armas Combinadas Medianas (FUTAM), pertrechada con armas de combate blindadas, artillería, de infantería, apoyo logístico y aviación del ejército. Sólo al ver en el mapa donde se construyen los ‘pozos de agua’ entendemos por qué Venezuela tiene derecho a preocuparse.
Además, en los últimos días, operadores políticos al servicio de la agresión contra Venezuela han hecho declaraciones claves que parecen filtrar el consenso alcanzado en las cúpulas militares de Estados Unidos.
Marco Rubio, senador republicano, reveló que “las circunstancias han cambiado” con respecto a Venezuela. Rubio considera que la intervención militar al país es una enorme posibilidad por cuanto el Gobierno de Nicolás Maduro representa una “amenaza regional”, criterio que comparte con John Bolton, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca.
Por otro lado, Ramón Muchacho, vocero de la oposición venezolana, ha declarado que en lo relativo a una intervención militar contra Venezuela, “en este momento debe haber consultas muy intensas, de altísimo nivel entre expertos militares, expertos de inteligencia y algunos países de la región, empezando por Colombia, que después de los Estados Unidos es el país que tiene el poderío y la fuerza para actuar”.
Al ver la imagen que acompaña la cuenta en español del Departamento de Estado, podemos pensar que Rubio y Muchacho, no dan puntada sin dedal. Ahora, la cuestión no es si atacarán al país suramericano sino cuando.
Una fecha y una excusa para la agresión
Samuel Moncada, representante de Venezuela ante la ONU, ha sido enfático al afirmar que su país se encuentra en la fase “más peligrosa de la agresión. Estamos hablando de la ‘securitizacion’ del tema migratorio, la manipulación de un tema socioeconómico para convertirlo en un asunto de paz y seguridad regional”.
Para Moncada, la decisión de Brasil de enviar militares a la frontera con la excusa de tratar el tema de la inmigración venezolana, así como la intensificación mediática del mismo tema en la frontera con Colombia, solo buscan construir un ‘casus belli’ para declarar a Venezuela como un Estado fallido que genera desestabilización regional.
Alerta, además, que la OEA ha convocado para este 5 de septiembre al Consejo Permanente, con el fin de abordar la “crisis migratoria originada por la situación en la República Bolivariana de Venezuela”. A dicha reunión se ha invitado a representantes de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), así como integrantes de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Para Moncada si estos organismos participan “estarán validando el inicio de hostilidades con amenaza de uso de la fuerza militar con carácter ‘preventivo’ para defender la seguridad de EEUU”.
¿Qué debe hacer Venezuela?
La primera acción es blindar la frontera.
Los recientes acontecimientos de sabotaje detectados en el estado Zulia contra la infraestructura eléctrica son una pista para saber cuál es la región de Venezuela contra la que se prepara la primera acción de ataque por parte de Colombia.
Además, resulta imperiosa la necesidad de, así como se está llevando a cabo en el estado Táchira, se active de manera inmediata la incorporación del mayor número de milicianos posible para la Defensa Integral de la Nación. En este momento, la doctrina de la “guerra de todo el pueblo” cobra plena vigencia.
Por último, debemos entender que dentro de la doctrina de Guerra No Convencional, la agresión no vendrá en la forma tradicional ejército contra ejército.
Es muy probable que la agresión, al menos inicial, sea dada por lo que ha sido catalogado como el ‘ISIS’ de Suramérica.
Será el paramilitarismo colombiano que opera en la frontera, el brazo armado de Estados Unidos en la región. Solo que esta vez contará con todo el apoyo logístico y armamentístico de Washington y el respaldo en terreno de Colombia.
La segunda acción está constituida por la protección integral de la operación combinada entre Venezuela y las naciones de Rusia y China.
Estas primeras semanas de septiembre serán críticas, por cuanto en las fronteras colombianas se encuentran desplegadas medios militares de Estados Unidos y de la OTAN. El trabajo de inteligencia y prevención es fundamental.
La iniciativa de “construir pozos de agua” por parte de Estados Unidos, en una zona tan sensible como la Guajira, podría ser la fachada de relaciones públicas para ocultar la instalación de armas de guerra electrónica con el intención de propiciar incidentes graves durante la realización de la operación combinada de Venezuela, especialmente en los aviones o pruebas misilísticas. No está de más pensar que podría estarse planeando una interferencia electrónica con el empleo de satélites y aviones de tipo E3 AWACS, para desacreditar ante la opinión pública internacional dicha operación.
Así como la bomba nuclear protege a Corea del Norte de no ser arrasada por la OTAN, la alianza con Rusia y China garantiza a Venezuela que no correrá con la misma suerte que Libia, Irak y Yemen. Para Estados Unidos deslegitimar a Rusia en Suramérica es una tarea principal.
La tercera acción es garantizar la cohesión interna.
Hace unos días portales web ligados a la oposición venezolana reportaron que “grupos anónimos” lanzaron panfletos con mensajes alusivos a próximas operaciones de desestabilización contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
Sin embargo, en un país donde el liderazgo opositor se encuentra absolutamente fragmentado, lo que más preocupa es la economía. A pesar de que el Gobierno nacional ha firmado ‘precios acordados’ con los empresarios venezolanos, ha comenzado una nueva etapa de escasez de alimentos, en algunos rubros especialmente en lo que refiere a la proteína animal. Un fenómeno que parecía ya superado.
Proveer un clima de confianza y estabilidad a su propia población resulta vital para que el Gobierno venezolano pueda enfrentar una amenaza externa que cada vez da más signos de hacerse realidad.
Al menos así lo cree Brian Winter, editor jefe del influyente medio Americas Quarterly, quien ha expresado en su cuenta Twitter:”Un amigo con contactos de alto nivel en [Washington] DC me dijo recientemente ‘Me temo que van a hacer algo loco'”.
Los noventa días han comenzado.
(Sputniknews.com / José Negrón Valera)