Erase una vez, una mañana de un miércoles. Cuando a un grupo de una comunidad les tocó salir a comprar la bolsita predeterminada del mercado, como cada primero de cada mes . Con mucho amor todos fueron, aguantaron más de 5 horas en medio de un sol que bronceaba hasta la piel más oscura; después de algunas peleas, discusiones y amenazas entre vecinos de siempre lograron comprarla. La bolsa solo alcanzó para una semana, el resto del mes pasaron hambre, pero todos fueron felices.
Llegó el mes siguiente y con él otra bolsita predeterminada del mercado, esta vez muchos ni tenían dinero para comprarla. Esta bolsita no traía más que algunos alimentas necesarios para la preparación de comida salada. Es decir, no habían vegetales, frutos, ni siquiera insumos personales , ni de aseo. Pero a la comunidad le gusta pasar hambre y estar sin dinero. Así que decidieron pedir prestado y endeudarse por no morir de hambre.Con ese profundo amor por todo lo que no tenían vivían felices.
Muchas personas de la comunidad tenían sus "achaques" y les tocaba ir a comprar sus medicinas y sí la consiguieron (¿Que creían, que en este país todo es malo?) después de llamar a su doctor 30 veces y en cada una de ellas pedirle que le cambiara el medicamento, ya tenían su cajita de pastillas. Que por cierto, costaba mucho más de lo que podían ganar en sus trabajos e incluso ahorrar. Pero, una vez más, entre tanta felicidad estaban contentos de sembrar hierbas que suplieran las pastillas. ¡Así se resuelven las cosas y se avanza de forma satisfactoria!, o ¿qué más podría hacerse?
En está comunidad todos se rigen por la "Ley Intergaláctica", esta ley en su Capitulo I, dice: El hambre será llamado amor, la falta de dinero será llamado abundancia y la falta de medicina será llamado ahorro. Así cada uno de sus capítulos eran de gozo para aquellos que crecieron conformándose y para los que no, simplemente, alzaban su voz.
Así es como todos son felices, con amor, abundancia y ahorro. Una comunidad esparcida por todos lados, contaminada de tanta perfección, No lo saben, o quizás sí, pero los hijos de estos van a avergonzarse de la ceguera que tienen y profesan. Pero sobre todo, reclamarán libertad y aborrecerán el conformismo.