Yo no soy chef

Hoy mis hijos andaban antojados de comer hamburguesitas caseras y bueno, como a veces se vale consentir a la gente, le pedí a mi esposo que saliera a buscar lo que faltaba para prepararlas. Como todo lo que está ocurriendo con casi cualquier cosa en mi país, no consiguió pan para hamburguesas - al menos no unos decentes por un precio decente - y hubo que hacerlos en casa.

Tal y como dice el título de este post, no soy chef, tampoco soy maestra panadera, nunca he trabajado en una cocina industrial ni cocinado para eventos pero ¡me encanta cocinar! y además creo que no lo hago mal 😉. Quien sí es chef es mi suegro. Cuando lo conocí, yo apenas tenía unos 19 años y, aunque no me moría de hambre si me quedaba sola en casa, no eran muchos los platillos que se me daban de manera especial. La verdad es que las caraotas negras (nombres en otros países: frijoles negros, porotos, zaragozas negras y pare Usted de contar!) me salían bien pero es que casi a todo el mundo le salen bien! así que de especial no tenía nada.

Un día, mi esposo - entonces novio- me dice que su padre lo visitaría y que le gustaría que lo conociera y comenta que sería muy bueno recibirlo con alguna comida porque llegaban cerca del mediodía. ¡Se pueden imaginar el tamaño del compromiso que era para mi aquello! Mi suegro, el chef, verle la cara por primera vez y yo, una simple mortal, prepararle el almuerzo... a un chef!!! Apelé a las caraotas, ir a lo seguro: Pabellón Criollo! El arroz no me salía mal, la carne mechada sólo había que dejarla ablandar bien y ponerle bastante ají dulce me dijo una amiga, las tajadas sin el menor problema (obvio que todo mundo sabe hacer tajadas!) un huevito frito y, por supuesto, las caraotas, mi especialidad. Listo, salí bien librada, me dije... Pues no 😒, mi suegro llegó más temprano; muuuucho más temprano de lo previsto, apenas si habían ablandado la carne y las caraotas, no había hecho el arroz, que de paso se me pegó en la olla y se quemó un poco y los huevos... bueno, ¿qué problema puede haber con un huevo frito? Si no estallaba la yema todo estaría bien. En fin, me dije: no te estreses, todo va a salir bien, tú sólo corta la cebolla, el ají dulce y el cilantro, no pasa nada!

Mi suegro de manera muy amable se ofreció a ayudarme a cortar los vegetales, cosa a la que me negué una y otra vez rotundamente. "No se preocupe, yo me encargo, usted descanse" le dije, pero él insistía y apenas solté el cuchillo lo tomó y ¡En mi vida había visto yo a alguien cortar de esa manera! Me sentí apabullada. Pero bueno, al final todo salió bien (a pesar del arroz) comimos divinamente y pasamos un buen rato. Eso sí, una vez hubo confianza, no pude escapar de las bromas de mi suegro respecto a mi "estilo en la cocina" como siempre decía, se reía y se sentaba a verme cocinar para incomodarme, lo disfrutaba un montón.

A pesar de todo sus mofas, tengo que decir que lo quiero mucho y le estoy muy agradecida porque todo eso se convirtió en el mejor estímulo para leer, aprender, curiosear e improvisar en lo relacionado a la cocina. Él me enseñó muchas técnicas para la manipulación adecuada de los alimentos y hoy día me encanta que podemos disfrutar ambos de los platos de cada uno. Es un sol mi suegro!

Mi suegro (ya retirado) en su paraíso personal, un lugar único que seguramente les mostraré otro día

Pero bueno, yo iba a escribir del pan de hamburguesa, no de mi suegro.
Uno de los tópicos de cocina que se me resistió por mucho tiempo y que era un tema vetado para mi era el asunto de las masas. No se me daban, no había manera de lograr una buena arepa de harina de trigo, quedaban fatales, ¡tiesas, que podías matar a alguien con un golpe de esas cosas! Las tortas y pasteles horribles, quedaban apelmazados, para nada atractivos... Lo resolví como siempre: leyendo. Leí mucho, de los diferentes tipos de harina, de las levaduras, de los efectos de la temperatura y de todo lo que tuviera que ver con trabajar las masas, y lo logré, ¡ahora hago hasta pan brioche! Y aún falta mucho qué leer...

El mundo de las masas y la panadería es apasionante y adictivo. Una vez que haces el primer pan no puedes detenerte allí, quieres hacer uno y otro y ya comienzas luego a preguntarte qué pasa si agregas tal o cual ingrediente. Es interesante observar las diferentes reacciones de la levadura ante cada cosa nueva, descubrir cuáles contribuyen a hacer un buen pan y cuáles producen un ladrillo. El asunto es perderle el miedo, quitarte de la cabeza el "yo no puedo" (como para todo 😉) y lanzarte a experimentar en la cocina. No necesitas ser un chef, sólo un poco de curiosidad 😊.

Las hamburguesas quedaron divinas, las hicimos con pan tipo brioche que me parece espectacular y queda mucho mejor que con pan de hamburguesa común y corriente. La receta que sigo para hacerlos es de un panadero llamado Christian Galué (@pancasero en instagram), que hace unos panes espectaculares. Acá se las dejo:

A que tienen buena pinta!

Para unos 24 pancitos:

1 kg. de harina
(si es de fuerza mucho mejor, si no puede ser todo uso
no quedan igual pero también vale)
100 g de azúcar
170 g de mantequilla
20 g de sal
3 huevos
15 g de levadura instantánea
250 g de agua
un huevo adicional para pintar
Amor, mucho amor!

Bien, comienzas por preparar un prefermento, que no es más que una masa muy húmeda que lleva una porción de la levadura que usa la receta. Para ello vas a mezclar 250 g de la harina con toda el agua y la mitad de la levadura. Se mezcla bien, que quede homogéneo y lo dejas reposar por unas dos o tres horas, que aquí, con el calorcito del trópico no hace falta más.
Cuando haya crecido, que le veas un montón de huequitos de todos tamaños al prefermento, vas a mezclar eso con el resto de los ingredientes y amasas hasta que todo esté bien integrado. Se deja reposar por unos diez minutos y vuelves a amasar. Esta vez sí que hay que echarle ganas porque debes amasar no menos de diez minutos.
El asunto de amasar no es cuestión de fuerza, es más de movimiento, hay que ir envolviendo la masa sobre sí misma. Eso es lo que va a permitir que se desarrolle bien el gluten que es lo que da esas migas tan espectaculares que se ven en los panes verdaderamente buenos.
Bien, una vez que termines de amasar, haces una bola con la masa, dejas reposar una media hora cubierta con un paño; la idea es que se mantenga la humedad de la masa y no se le forme una costra en la superficie. Hay quienes usan el paño ligeramente húmedo, yo uso un plástico (una bolsa abierta de esas donde viene el pan árabe o pan de pita 😛).
Ok, cuando se haya inflado que pareciera que va a estallar, la desinflas (desgasificar dicen los especialistas 😛) y la divides en 24 trozos que, si eres como yo, procurarás de todas las maneras posibles que te queden iguales (yo las peso pero puedes hacerlo a "ojo por ciento"); haces bolitas sobre la mesa empujando la masita con el talón de la mano y las pones en una bandeja engrasada, dejando suficiente espacio entre si para que crezcan. Las dejas reposar - siempre cubiertas - por unas dos horas hasta que queden así 😁:

Lindas, no?

Una vez que las tengas así las pintas con el huevo adicional ligeramente batido, van al horno que ya debe estar pre-calentado a unos 200ºC, las metes y bajas la temperatura a 180ºC. Se hornean bastante rápido; en mi horno suelen hacerse en exactamente 18 minutos pero como cada horno es un mundo, te recomiendo que chequees para que no se te pasen. Y aquí una recomendación importante: ¡no abras el horno JAMÁS antes de 15 minutos! Esos primero minutos son importantes para que termine de levar de forma homogénea y no se desinflen, así que aguanta tu curiosidad y deja la puerta del horno en paz!
Y voilá, ya tienes panes hechos en casa! Que además de que son divinos, ésto tiene un plus importantísimo: ¡tu casa huele a gloria! Cada rincón de tu casa se inunda de ese olor tan exquisito que vas a ser la envidia de todos tus vecinos 😁!
Ya que tengas el pan hecho, puedes hacer con él lo que quieras, nosotros hicimos hamburguesas:

¿a que provocan? 😁

Háganlo, se los recomiendo porque además de todo lo que ya implica, es un excelente ejercicio; y no me refiero a los músculos que puedes sacar amasando (que también, si...) sino a la paciencia que desarrollas cuando los hace. Al pan hay que respetarle sus tiempos, si estás apurado pues te sale comprarlo porque si lo apuras no sale, así de simple. Para la gente como yo, que no tiene una pizca de paciencia, es uno de los mejores ejercicios que pueden haber!

Y tú, ¿te animas a hacer pan?