La criogenización es el objeto de la ciencia criónica. El origen de esta palabra hay que buscarlo en el griego kryos cuyo significado es frío. La criogenización es un método por el cual se somete a una persona ( o animal ) a condiciones de frío intenso con el objetivo de preservar su cuerpo en condiciones para ser reanimado en el futuro.
El término correcto para este proceso es criopreservar.
La criónica es la preservación a bajas temperaturas (criopreservación) de seres humanos que la medicina contemporánea ya no puede mantener con vida, con el objetivo de tratarlos médicamente y reanimarlos en el futuro. Es comúnmente confundida con varios términos como criobiología, criogenia y criopreservación. La criobiología es una rama de la biología que estudia los efectos que producen las bajas temperaturas en los organismos vivos, por lo que las investigaciones realizadas en este campo son llamadas a establecer la base biológica de la criónica. La base física es establecida por la criogenia, conjunto de técnicas empleadas para la obtención de temperaturas igual o inferiores a la ebullición del nitrógeno; es decir, la relación se limita a la dada por la tecnología usada. Los dos anteriores campos modelan las premisas indispensables de la criónica: la criopreservación que se refiere al proceso por el cual los tejidos u organismos son congelados, y el desarrollo tecnológico en reparación y descongelamiento
El fundamento básico de la criónica es que la memoria y personalidad se encuentran almacenadas en la estructura y la química cerebral, esto es generalmente aceptado en medicina. De acuerdo a investigaciones realizadas se ha comprobado que la actividad cerebral puede detenerse y después reactivarse bajo determinadas circunstancias, aunque la controversia sobre la reversibilidad de la neuropreservación todavía continúa. Aun así estudios indican que las neuronas podrían sobrevivir más tiempo a la isquemia de lo que se había establecido, inclusive hasta 8 minutos
¿Cómo se congelan personas para 'revivirlas' en el futuro?
Una empresa rusa especializada en criónica desde hace diez años ha revelado cómo se preserva a baja temperatura a personas y animales con la esperanza de reavivarlos en el futuro.
La criónica es la tecnología de congelación de personas que acaban de fallecer y de preservación de sus cuerpos en nitrógeno líquido. Sus adeptos esperan que en el futuro se desarrollen métodos que permitan reavivar a los difuntos. KrioRus, una empresa rusa que trabaja en este campo, ha revelado a la revista 'The Village' los detalles sobre las especificidades de su negocio.
Los representantes de la clínica han contado que entre sus clientes hay personas religiosas y ateas, y procedentes de países y culturas muy diferentes. La mitad de los clientes padecen cáncer. Según ha explicado la clínica, algunas de estas personas no están dispuestas a rendirse ni siquiera cuando la medicia los desahucia. Para ellos, la criónica es su última esperanza, ya que quizás dentro de cientos de años los puedan reavivar y curar.
En lo que se refiere a los precios, la preservación del cerebro cuesta 12.000 dólares; cuerpo y cabeza, 36.000 dólares. Al mismo tiempo, el precio de la conservación de un animal también varía entre 12.000 y 15.000 dólares, dado que requiere los mismos recursos que en el caso de los humanos. Curiosamente, la clínica ha registrado que los clientes rusos suelen conservar gatos, y los extranjeros, perros.
Asimismo, los representantes de la clínica han subrayado que aunque lo más importante en este proceso es preservar el cerebro, muchas personas insisten en preservar también su cuerpo, lo cual posiblemente no tenga sentido en el futuro dado que actualmente ya hay empresas que trabajan en la trasplantación del cerebro y la creación de órganos.
En cuanto al procedimiento, es bastante complejo. Lo primero que se hace cuando muere una persona es bajar la temperatura del cuerpo a cero grados. Si la muerte es esperada, se aconseja al cliente preparar bolsas de hielo.
La siguiente etapa consiste en acceder quirúrgicamente al sistema circulatorio a través de la carótida o la vena yugular. Luego, en las venas y las arterias se introducen tubos para extraer la sangre y sustituirla por una solución preparada previamente. La operación dura unas cuatro horas.
A continuación, el cuerpo se guarda en un 'duar', a menos 196 grados en nitrógeno líquido. Los científicos han determinado que esta temperatura no permite que las moléculas entren en ningún tipo de reacción.
Lo que debe saber si quiere crionizarse: ¿es posible vivir eternamente?
Rubén Rodríguez
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MuerteEsperanza de vidaMedicina
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18.11.2016 – 16:58 H.
Vivir eternamente es uno de los deseos más añorados por la humanidad desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, hemos sido incapaces de hallar una manera de conseguirlo. Efectivamente, la esperanza de vida ha crecido de manera exponencial con el paso de los siglos, pero la ciencia no ha sido capaz de encontrar la forma de evitar la muerte... hasta la llegada de la crionización. ¿Es una realidad o es mito?
Este viernes, una joven de 14 años logró en los tribunales que después de morir, su cuerpo sea preservado por crionización a la espera de que los investigadores encuentren una cura para su enfermedad. La niña padecía desde hacía tiempo un tipo raro de cáncer y antes de fallecer el pasado octubre comunicó a sus padres este deseo. "No quiero ser enterrada bajo tierra. Quiero vivir más tiempo y creo que en el futuro encontrarán una cura para mi cáncer". Pero, ¿qué es la crionización?
Es el conjunto de técnicas que buscan conservar el cuerpo humano a muy bajas temperaturas a lo largo del tiempo. ¿El objetivo? Que personas que sufren determinadas enfermedades que a día de hoy no tienen cura puedan ser sanadas cuando la ciencia descubra la manera de hacerlo. Pero no es oro todo lo que reluce: los problemas físicos del propio cuerpo, los problemas legales y su elevado precio son sus principales complicaciones.
Estas técnicas tienen como principal objetivo aplicar temperaturas increíblemente bajas en el cuerpo humano, cercanas a las -120ºC, con la intención de que los sistemas biológicos y las reacciones químicas de nuestro organismo queden completamente paralizados. Así, si un día se procede a descongelar dicho cuerpo para sanar la enfermedad que sufre, ninguna de sus funciones quedaría dañada y podría volver a la vida. Al menos, en la teoría.
Un proceso nada sencillo
La realidad es que las complicaciones que lleva este proceso son elevadas y de diverso calado. En primer lugar, al congelar un cuerpo corremos el riesgo de que exista cristalización: es decir, que el hielo forme cristales en el interior de la célula y que ésta pueda romperse. Por ello, en muchos de estos casos no se baja directamente la temperatura, sino que se utiliza una técnica llamada vitrificación, que consiste en provocar el mismo proceso a través de un gel.
Sin embargo, esta situación también conlleva sus riesgos. De hecho, estos geles tiene altas dosis de toxicidad, lo que implica un problema dadas las altas dosis necesarias para congelar un cuerpo: así, obliga a inyectarlos y en su momento retirarlos con una extrema rapidez, para evitar la contaminación del organismo. Pero a día de hoy, no existen técnicas que permitan acelerar tan rápido el proceso como para conseguir ascender a tiempo la temperatura de un cuerpo humano.
El otro problema básico es de carácter legal. Actualmente, la legislación no permite realizar la crionización en un cuerpo vivo. Es decir, la lógica diría que lo ideal sería congelar el cuerpo antes de fallecer para, así, sólo tener que revertir la enfermedad cuando se descubra la cura. Pero eso no es posible por el momento. Así, es necesario esperar a que se certifique la muerte para iniciar la crionización... con lo que, el día de mañana, también habrá que 'resucitar' al organismo.
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