Te sentí correr una y otra vez,
pero seguías en el mismo sitio.
No corrías de mí sino de ti.
Maldecías con tanto furor al amor.
Cuando en el fondo sabías que era sólo pasión.
Una vez discutimos que no eran la misma cosa. No estabas de acuerdo.
Decías que sin pasión no podría haber amor.
Yo creía que a veces la pasión podría ser tan, tan fuerte que podría destruir.
Destruir el amor. Destruir(te), destruir(nos).
Yo creí en algún momento que eran incompatibles.
Pero ya no lo veo así. Pienso que pueden coexistir, alimentarse entre sí.
Funcionar juntos.
No estoy cien por cien segura de que el amor puede existir sin pasión, creo que sí -en algún punto de amor calmado, solo paciente y gratificado-, pero no estoy segura de que se mantenga así de inicio a "fin", un amor puro, sin pasión, entre humanos, no me lo creo. Primero deberíamos morir a nuestro ego y para éso seguro que hacen falta varios intentos.
Creo, que en algún punto, la pasión se manifiesta por efecto del incremento (a veces descontrolado) de una determinada emoción. A veces, el amor se acompaña por deseos. Aunque pensando bien esto, los deseos prácticamente existen siempre, incluso sin el amor presente.
Una vez llega el amor, muchas veces el deseo sigue presente, esperando, calculando, midiendo qué hacer, qué recibir y cómo.
Pero, ¿cómo separamos el concepto de "amor" de todos los "deseos"?
Dime, ¿acaso el amor no desea hacer un bien al ser amado?
¿O es que es "suficiente" para el que ama, solo esta acción, amar y seguir amando? Porque bien podríamos decir, es suficiente con saber que existe lo amado, para seguir amándolo y sentirse "bien", o más allá de sentirse bien, solo ser capaz de seguir amando. Pues si ya no existiera, solo quedaría una idea de lo que era, y bien podría considerarse amar a la idea, pero en el presente ya no se estaría amando en expresión concreta a la persona, sino a la idea.
Así, considero que tiene sentido "saber que existe lo amado" como prerrequisito para mantener la actividad de amar una realidad concreta (fuera de lo místico y otros aspectos de sentimientos tendientes a la infinitud o ilimitación del ser material).
Pero, ahora entra el otro aspecto, la condicionalidad. Qué pasa si las circunstancias que rodean al amante o a lo amado, cambian? ¿Dejarías de amar?
Aquí entra a jugar un importante papel la pasión porque, si cambian las condiciones probablemente la pasión también, se irá, o te enloquecerá. ¿Cómo? Haciendo creer que el amor era una falsedad, traición, error.
Aquí, es donde mantengo la teoría de que si se ama a un ser, tal amor, no dejará de ser.
Bajo ninguna circunstancia de cambio condicional.
Incluso cabe la situación de muerte -como cese de existencia de la realidad concreta individual-. Porque aunque no se tenga cercanía con ese ser, mientras se conserve la idea, se considera eterna (platónicamente hablando).
Ahora, el sentimiento hacia tal idea dependerá de la conservación de ella.
Si se trastorna, o nace otra muy distinta, sin duda cambiará el sentimiento con ello.
De lo que hay que cuidarse
Podrá ser que nos dejemos engañar por la pasión y las artimañas del egoísmo, entonces como te he dicho antes, esto pueda destruir al amor, o si quieres verlo de otro modo, trastornarlo, transformándolo todo en sentimientos de mayor deseo, ansiedad, angustia, ira, frustración, desesperación y finalmente entre otros, ser un puro odio, que al final nos destruya.
Es verdad que la vida está en constante avance. Es verdad que los sentimientos son cambiantes. Así, probablemente nunca tengamos una idea pura e inquebrantable sobre algo concreto, si siempre estamos buscando y encontrando nuevos elementos que se añadan a nuestro constructo ideal.
Por eso, debemos cuidarnos, procurando la conservación de los mejores elementos, los que mantengan limpia la idea y por ende, también la mente y consciencia.
Recomiendo dejar de seguir huyendo
Ves que no te lleva a ningún lado.
Ves que ni siquiera estás intentando
Porque no puedes, te cuento.
Maldecir no te ayuda, recuento.
Es más sencillo de lo que parece.
Probablemente no sea el amor si duele,
sino la pasión gritando por más, rugiente
El amor no exige nada de más.
El por sí mismo es satisfacción.