Chapista improvisado

in #spanish4 days ago

En la elegante y tranquila ciudad de La Paloma, vivía un hombre llamado Álvaro. Se distinguía por su porte y su gusto por los lujos. Su más preciada posesión era un Citroën DS, un auto de lujo que llamaba la atención de todos en el vecindario. Con su pintura impecable y su diseño vanguardista, el Citroën de Álvaro era una obra de arte sobre ruedas.

Una tarde, mientras regresaba a casa después de una reunión de negocios, Álvaro se distrajo por un momento con un mensaje en su teléfono. En ese instante, un camión se detuvo inesperadamente frente a él. A pesar de su rápido reflejo, no pudo evitar chocar el frente de su amado auto contra el camión. El impacto dejó el guardabarros delantero severamente dañado y el elegante Citroën ya no lucía como antes.


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Álvaro, a pesar de su estilo de vida opulento, estaba atravesando un momento económico difícil. Los negocios no iban tan bien como solían, y no tenía los fondos suficientes para costear una reparación profesional. Afligido por la situación, decidió no permitir que su auto quedara descuidado.

Con una mezcla de desesperación e ingenio, Álvaro fue a una tienda de artículos para el hogar y compró un rollo de cinta plástica negra. De regreso en su garaje, observó detenidamente el guardabarros dañado y, con paciencia y dedicación, cubrió las abolladuras y grietas con la cinta. Su solución improvisada no era ideal, pero al menos mantenía el auto presentable y funcional.

La peculiar "reparación" de Álvaro no pasó desapercibida. Sus amigos y vecinos, acostumbrados a su impecable estilo, se sorprendieron al verlo conducir un auto cubierto de cinta plástica. Sin embargo, muchos también admiraron su capacidad para adaptarse a las circunstancias y hacer lo mejor posible con lo que tenía.

Con el tiempo, el Citroën DS de Álvaro se convirtió en una especie de leyenda local. La historia del hombre que, a pesar de sus dificultades, encontró una solución ingeniosa para mantener su auto de lujo en las calles, fue contada y recontada. Álvaro, por su parte, aprendió una valiosa lección sobre la humildad y la resiliencia, y aunque seguía soñando con el día en que pudiera reparar su Citroën como se debía, conducía con la cabeza en alto, orgulloso de su ingenio y determinación.





Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

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