En una luminosa mañana de diciembre en Buenos Aires, la casa de Hebert estaba llena de energía y emoción. Hoy se cumplían dos años de la gloriosa victoria de la selección argentina en la Copa del Mundo de Qatar 2022, un momento inolvidable que había unido al país en una ola de alegría y orgullo.
Hebert, un apasionado del fútbol desde niño, había decidido celebrar este aniversario junto a su familia. En el patio trasero, decorado con banderas albicelestes y globos celestes y blancos, se respiraba un ambiente festivo. La televisión, estratégicamente ubicada, estaba lista para retransmitir los momentos más emocionantes del torneo.
Sus hijos, María y Matías, corrían de un lado a otro con camisetas de la selección, emulando los goles de sus ídolos. La esposa de Hebert, Clara, estaba en la cocina preparando empanadas y asado, los platos que habían disfrutado mientras veían la final aquel día histórico.
Al mediodía, cuando toda la familia y amigos cercanos se reunieron, Hebert tomó la palabra. Con una sonrisa amplia, recordó cómo habían vivido cada partido, desde los tensos momentos de la fase de grupos hasta la euforia desatada en la final contra Francia. Habló de cómo habían gritado, llorado y saltado de alegría al ver a Lionel Messi levantar la copa, un sueño que finalmente se había hecho realidad.
La televisión comenzó a mostrar los momentos clave del torneo, y la familia se sentó a verlos como si fuera la primera vez. Los goles, las atajadas y las jugadas brillantes traían de vuelta la emoción y el orgullo que habían sentido. Cada tanto, Hebert y sus amigos comentaban las jugadas, reviviendo los nervios y la alegría de aquellos días.
Después del almuerzo, los niños organizaron un pequeño partido en el patio, imitando a sus héroes y soñando con algún día jugar en un mundial. Hebert, aunque ya no tan ágil como antes, se unió al juego, disfrutando de cada momento junto a su familia.
Al caer la tarde, Clara sorprendió a todos con una torta decorada con la bandera argentina y el número 2022. Al cortar la primera porción, todos brindaron por los recuerdos y por el futuro, agradecidos por la felicidad que el fútbol había traído a sus vidas.
La celebración continuó con música y baile, mientras las historias del mundial seguían fluyendo, cada una más emocionante que la anterior. Hebert, observando a su familia y amigos, se sintió profundamente agradecido por tenerlos a su lado y por poder compartir momentos tan especiales.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.