Juan y su Malbec

in #spanish8 days ago

En el pintoresco barrio de Palermo, en Buenos Aires, vivía Juan, un hombre de mediana edad conocido por su alegría contagiosa y su pasión inigualable por el vino Malbec. Desde joven, había desarrollado un profundo amor por este vino argentino, con sus notas de frutas rojas, taninos suaves y un toque de especias. Para Juan, el Malbec no era solo una bebida, sino una expresión de la tierra y la cultura de su país.


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Cada vez que Juan recibía una invitación a una fiesta, un cumpleaños o una reunión familiar, su respuesta siempre era la misma: "Voy, y llevo el vino". Con su Malbec favorito en mano, se convertía en el alma de la celebración, compartiendo su conocimiento y su entusiasmo por cada botella que descorchaba.

Un viernes por la noche, Juan fue invitado a una fiesta en la casa de su amigo Marcelo. La ocasión era especial, ya que Marcelo celebraba su aniversario de bodas con una cena íntima. Juan, como era costumbre, llegó con una botella de su Malbec preferido, un vino de una pequeña bodega de Mendoza que había descubierto en uno de sus viajes.

Al entrar, fue recibido con abrazos y risas. Todos sabían que la llegada de Juan garantizaba una noche memorable. La botella de Malbec fue colocada en el centro de la mesa, y Juan, con destreza, la descorchó y sirvió una copa a cada invitado. Mientras el vino se aireaba, comenzó a contar la historia detrás de esa botella en particular, describiendo el viñedo, el proceso de elaboración y las características únicas que la hacían especial.

A medida que la noche avanzaba, las copas se vaciaban y se llenaban una y otra vez. Juan, con su encanto natural, guiaba a sus amigos a través de una cata informal, enseñándoles a identificar los aromas y sabores del Malbec. La cena, un festín de carnes asadas y empanadas, se complementaba perfectamente con el vino, creando una experiencia culinaria sublime.

Los brindis se sucedían, acompañados de palabras de agradecimiento y elogios hacia Juan por compartir su pasión. Marcelo, emocionado por la celebración y por la camaradería que reinaba en su hogar, se acercó a Juan y le agradeció profundamente, no solo por el vino, sino por su amistad y su capacidad de hacer que cada momento fuera especial.

Al final de la noche, mientras los invitados se despedían, Juan dejó una botella extra de Malbec con Marcelo, como un regalo para que pudiera disfrutarla en algún otro momento especial. Con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de gratitud, Juan caminó de regreso a casa, satisfecho por haber compartido una vez más su amor por el Malbec con quienes más quería.





Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

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