Miguel, un niño de 5 años con ojos grandes y curiosos, caminaba de la mano de su mamá por el parque. Era una tarde soleada, y el aire estaba lleno de risas y conversaciones. Mientras avanzaban, Miguel notó algo que llamó su atención: dos hombres caminaban juntos, tomados de la mano, sonriendo y conversando animadamente.
Miguel, con la inocencia propia de su edad, tiró suavemente de la mano de su mamá y le preguntó: "Mamá, ¿por qué esos dos señores se están agarrando de la mano?"
Su mamá, sonriendo con ternura, se agachó para estar a su altura y le respondió: "Miguel, esos dos señores se quieren mucho, igual que papá y yo. A veces, las personas que se quieren se toman de la mano para mostrar su cariño."
Miguel frunció el ceño, pensando en lo que su mamá le había dicho. "¿Entonces ellos son novios, como tú y papá?"
"Exactamente, cariño," respondió su mamá, acariciándole el cabello. "El amor puede ser entre cualquier persona, y es algo muy bonito."
Miguel asintió, satisfecho con la explicación. Mientras seguían caminando, no pudo evitar mirar de nuevo a los dos hombres, esta vez con una sonrisa. En su mente, el amor era algo simple y hermoso, sin importar quiénes fueran las personas que lo compartían.
Esa tarde, Miguel aprendió una valiosa lección sobre el amor y la diversidad. Y aunque era solo un niño, su corazón se llenó de comprensión y aceptación, sabiendo que el amor, en todas sus formas, era algo para celebrar.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.