En una tranquila tarde de primavera en Buenos Aires, la casa de Victoria estaba llena de una emoción particular. Ese día, Victoria celebraba su cumpleaños número 13, una fecha significativa en su vida, marcando el inicio de la adolescencia. Sus padres habían organizado una reunión sencilla pero llena de cariño, con la familia más cercana y su mejor amigo, Federico.
El jardín de la casa estaba adornado con globos de colores y una mesa decorada con flores frescas. Victoria había elegido un vestido amarillo que brillaba bajo el sol, reflejando su espíritu alegre. Sus padres, emocionados por la ocasión, habían preparado su plato favorito: empanadas caseras y una torta de chocolate con frutillas.
Federico, su mejor amigo desde el jardín de infantes, llegó con una sonrisa y un regalo envuelto con esmero. Era una pulsera de amistad, hecha a mano, que llevaba los colores favoritos de ambos. Al entregársela, Federico le dijo a Victoria que siempre serían amigos, sin importar lo que el futuro les trajera.
La tarde transcurrió con risas, juegos y muchas conversaciones. Los primos de Victoria jugaban al escondite en el jardín, mientras los adultos compartían anécdotas y recuerdos. Victoria y Federico se sumergieron en un maratón de sus videojuegos favoritos, riendo a carcajadas y compitiendo sanamente.
Cuando llegó el momento de cantar el "Feliz Cumpleaños", todos se reunieron alrededor de la mesa. La torta, con sus velas encendidas, era el centro de atención. Victoria cerró los ojos, hizo un deseo y sopló las velas, rodeada de aplausos y abrazos.
Después del postre, sus padres la sorprendieron con una caja grande y colorida. Al abrirla, Victoria descubrió una bicicleta nueva, de color morado, su tono favorito. Con los ojos brillantes de emoción, agradeció a sus padres y a todos los presentes, prometiendo que la usaría para explorar el barrio con Federico y hacer nuevas aventuras.
La tarde se despidió con el sol tiñendo el cielo de tonos rosados y naranjas, mientras la familia y los amigos se despedían. Victoria, exhausta pero feliz, se sentó en el porche con Federico, compartiendo una última charla antes de que él se fuera a casa. Hablaban sobre los planes para el verano, los nuevos desafíos del colegio y las infinitas posibilidades que se abrían ante ellos.
El cumpleaños número 13 de Victoria no fue una fiesta extravagante, pero fue un día lleno de amor, amistad y momentos inolvidables. En su cama, antes de dormirse, Victoria reflexionó sobre lo afortunada que era de tener una familia y amigos tan maravillosos. Sabía que este nuevo capítulo en su vida traería consigo muchas experiencias, y se sentía lista para afrontarlas con entusiasmo y el apoyo de quienes la querían.
Así, la celebración de sus 13 años se convirtió en un hermoso recuerdo, uno que llevaría en su corazón como un tesoro, marcando el inicio de una adolescencia llena de promesas y sueños por cumplir.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.
