Los viejos durmientes

in #spanish6 days ago

Había una vez, en las tierras fértiles de Argentina, una línea de tren que recorría las ciudades y los campos con un retumbar rítmico y constante. Esta era la legendaria línea del Tren Sarmiento. Por más de 120 años, los durmientes de madera sobre los que descansaban los rieles habían soportado el paso de incontables vagones y pasajeros. Estos durmientes eran como los guardianes silenciosos del viaje, soportando la carga y manteniendo el rumbo firme.

Los durmientes de madera no eran simples tablas; eran historia viva. Habían sido colocados cuando el tren Sarmiento hizo su primer recorrido, y con el tiempo, habían absorbido el espíritu de las estaciones, los viajeros y las décadas que pasaron. Cada durmiente tenía una historia propia, marcada por las huellas del tiempo, el clima y la aventura.


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Con los años, los durmientes envejecieron. Las lluvias los empapaban, el sol los secaba y el frío los hacía crujir. Pero siempre seguían ahí, fieles y resilientes, cumpliendo con su labor incansable. Sin embargo, el avance tecnológico y la búsqueda de mayor seguridad y eficiencia hicieron inevitable el cambio. Se decidió que después de más de un siglo de servicio, era el momento de sustituir los durmientes de madera por modernos durmientes de hormigón.

El día de la sustitución llegó con un aire de nostalgia. Los trabajadores del tren, algunos de los cuales habían crecido viendo y caminando sobre esos durmientes, sintieron una mezcla de tristeza y respeto mientras retiraban las viejas maderas. Cada durmiente, al ser removido, parecía susurrar las memorias de los innumerables viajes y las historias de quienes habían pasado por allí.


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Las nuevas vigas de hormigón se instalaron con precisión y eficiencia. Brillaban con la promesa del futuro, prometiendo mayor estabilidad y durabilidad. Sin embargo, los durmientes de madera no fueron olvidados. Algunos fueron conservados como recuerdos, colocados en museos y estaciones como testigos del pasado.

El Tren Sarmiento continuó su viaje, ahora sobre cimientos nuevos y más fuertes. Pero la esencia de los viejos durmientes de madera siguió viva en el corazón de aquellos que comprendían su importancia histórica. Ellos sabían que, aunque las vías cambien, la historia sigue siendo el alma del viaje. Y así, en cada cruce de rieles, en cada estación y en cada viajero, los antiguos durmientes de madera del Tren Sarmiento permanecieron, invisibles pero eternos, como el eco de un pasado que nunca se desvanece.





Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

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