Paula siempre había sentido una conexión especial con el vino. Creció en Mendoza, rodeada de viñedos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, y desde pequeña, las historias y tradiciones del vino formaron parte de su vida. No era solo una bebida; era una manifestación de cultura, paciencia y amor por la tierra.
Con el tiempo, su pasión por el vino se transformó en un deseo profundo de conocer cada detalle de su elaboración. Paula decidió que no quería ser una simple aficionada; quería convertirse en una experta, una catadora de vinos profesional. Así, emprendió un viaje que la llevaría a entender el vino en toda su complejidad y sutileza.
Paula comenzó estudiando en una de las prestigiosas escuelas de enología de la región. Las clases no solo incluían teoría sobre la viticultura, sino también prácticas exhaustivas de cata. Aprendió a distinguir los matices de sabor, aroma y textura que cada tipo de uva y proceso de fermentación aportaban al vino. Con cada sorbo, Paula podía identificar las historias ocultas en cada botella, desde la variedad de la uva hasta el clima y el suelo donde fueron cultivadas.
Además de sus estudios formales, Paula pasó largos días trabajando en los viñedos. Participó en la vendimia, recogiendo uvas bajo el sol de la mañana, y en las bodegas, observando cada etapa de la producción del vino. Esta experiencia le dio una comprensión práctica invaluable y un profundo respeto por cada botella que llegaba a su mesa de cata.
Después de varios años de dedicación y aprendizaje, Paula se convirtió en una catadora de vinos certificada. Su habilidad para identificar los rasgos únicos de cada vino la llevó a participar en concursos de cata y a trabajar con algunas de las bodegas más reconocidas de la región. No solo evaluaba la calidad del vino, sino que también ayudaba a maridar vinos con comidas, creando experiencias gastronómicas inolvidables para los amantes del vino como ella.
Paula encontró su verdadera vocación en compartir su conocimiento y pasión con otros. Comenzó a ofrecer catas guiadas, donde podía enseñar a las personas a apreciar el vino de la misma manera que ella lo hacía. Sus catas se convirtieron en eventos esperados, donde la gente aprendía a valorar los pequeños detalles y las historias detrás de cada copa.
Con el tiempo, Paula se convirtió en una figura respetada en el mundo del vino. Su nombre era sinónimo de calidad y autenticidad. Pero más allá del reconocimiento profesional, lo que más apreciaba era la oportunidad de transmitir su amor por el vino a las nuevas generaciones, inspirándolos a explorar y valorar esta maravillosa bebida.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.