En una escuela secundaria de Buenos Aires, la profesora Emilia, quien enseñaba historia a 5to grado, comenzaba su clase con un aire solemne. Era 1 de abril, el día previo al Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas. Su compromiso con enseñar más allá de los libros siempre había sido su distintivo, y este día no sería la excepción.

"Hoy, vamos a hablar de memoria y de respeto," dijo Emilia mientras apagaba las luces del aula para proyectar un documental. Los estudiantes, al principio distraídos, se volvieron rápidamente atentos cuando las imágenes de la guerra de 1982 llenaron la pantalla. Cada rostro mostraba la mezcla de curiosidad y tristeza que la profesora esperaba despertar.
Luego del documental, Emilia presentó una caja llena de cartas. "Esto es especial," explicó. "Estas cartas fueron escritas por soldados que estuvieron en las Malvinas y nunca regresaron. Son palabras que sobreviven al tiempo." Con delicadeza, comenzó a leer una, la voz temblando ligeramente al compartir los pensamientos de un joven de 19 años que hablaba de sus sueños interrumpidos.
Al finalizar, Emilia preguntó a sus alumnos qué significaba el sacrificio para ellos. Hubo un silencio profundo en el aula. Luego, una mano se levantó. Era Matías, un estudiante tímido que rara vez hablaba. "Creo que significa recordar a quienes nos dieron todo, incluso cuando nosotros no siempre somos conscientes de ello," dijo con voz firme.
La respuesta de Matías tocó algo en todos. Emilia, conmovida, les encargó una tarea especial: escribir su propia carta a un soldado, expresando gratitud, reflexión y esperanza. "Mañana, pondremos estas cartas en el monumento local. Que nuestras palabras sean un puente entre generaciones," concluyó.
Cuando la clase terminó, Emilia observó cómo sus estudiantes salían en silencio, con algo en sus miradas que no estaba allí antes: comprensión, respeto y empatía. Emilia sonrió, sabiendo que había cumplido su propósito. Había sembrado una semilla de memoria, una que esperaba floreciera en los corazones jóvenes que algún día cargarían el legado de los caídos.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.