Desde el primer día en el jardín de infantes, Victoria y Celeste se habían convertido en inseparables. Al principio, compartieron un amor por los juegos en el patio, las risas interminables y los secretos susurrados bajo la sombra de un árbol. Rápidamente, esa conexión se transformó en una amistad profunda y duradera.
Hoy era un día especial; después de tantos años juntas, se graduaban de la escuela primaria. El auditorio estaba lleno de emoción, padres orgullosos y maestros que aplaudían con entusiasmo. Victoria, con su cabello castaño ondeando y sus ojos brillantes, y Celeste, con sus rizos dorados y una sonrisa radiante, se miraron emocionadas al recibir sus diplomas.
Recordaron juntos cómo habían compartido sus primeras letras y números, cómo habían trabajado en proyectos escolares, y cómo se habían apoyado mutuamente en los momentos difíciles. Habían navegado juntas por las aguas turbulentas de la niñez, enfrentando retos y celebrando logros. Desde aquel primer dibujo en el jardín de infantes hasta el último examen de primaria, siempre se habían tenido la una a la otra.
Después de la ceremonia, mientras todos los demás estaban ocupados tomando fotos y felicitándose, Victoria y Celeste se escabulleron hacia su lugar especial: un rincón tranquilo del parque de la escuela, donde habían pasado incontables recreos. Se sentaron juntas en el banco, observando cómo el sol de la tarde iluminaba el campo de juegos vacío.
"¿Puedes creer que hemos llegado hasta aquí?", preguntó Victoria, con una pizca de nostalgia en su voz.
"Es increíble," respondió Celeste. "Hemos crecido tanto, pero todavía somos las mismas. Me alegra tanto que hayamos compartido todo esto juntas."
Se quedaron allí un rato, hablando sobre sus sueños para el futuro. Ambas estaban emocionadas por lo que vendría en la escuela secundaria, sabiendo que, sin importar lo que sucediera, su amistad seguiría siendo fuerte. Prometieron seguir apoyándose mutuamente y mantenerse siempre cerca, sin importar dónde las llevara la vida.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, las dos amigas se levantaron y se dirigieron de vuelta al auditorio, donde sus familias las esperaban. Sabían que esta graduación era solo el comienzo de una nueva aventura y que, juntas, podrían enfrentar cualquier cosa.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.
