LA SONRISA CUÁNTICA DE HAWKING

in #spanish7 years ago

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Mis hijos y sobrinos tienen una gran ventaja sobre muchos otros. Mi padre es físico e ingeniero industrial, mi hermano QEPD, era estomatólogo, mi otro hermano es especialista en Arte, mi hermana es Ingeniero en Polímeros, mi cuñado Ingeniero en Sistemas, yo soy Ingeniero en Energía y, como mi cuñado, especialistas en Business Process Management. Lo cual determina grandemente la conducta aprendida que nuestra descendencia puede disfrutar. Mi cercanía con la física está vinculada con mi padre. Profesor de física, estudioso de los rayos cósmicos, la cuántica y la astronomía, mi papá fue uno de los pioneros fundadores del Laboratorio de Física Cósmica de Chacaltaya, Bolivia y co-fundador del Centro de Estudios de Materiales de la Universidad de Oriente en Venezuela. Si en bachillerato yo tenía alguna duda sobre física, antes de acudir a mi padre para que me ayude, lo pensaba como 20 veces. Era muy violento con sus respuestas y explicaciones y con su método no me era de mucha su ayuda. Con los años mi viejo ha cambiado un poco su carácter, más por los años que por sabiduría. MI hija mayor es ingeniero, mi otra hija estudia Bilogía Molecular, mi hijo Informática, mi sobrino ingeniería electrónica y mi otra sobrina estudia economía, los demás están en bachillerato. Somos una familia de científicos que practica el arte. En todo caso, mis hijos y mis sobrinos acuden a mi padre en busca de consejo y orientación muy rara vez, si pueden evitarlo lo hacen. Y si lo hacen es porque son obligados por mí o por sus padres. Ya mi papá suavizó hace tiempo su manera de explicar, no es nada violento, pero sigue siendo increíblemente aburrido. Lo peor de todo es que él, ahora lo comprendo, tiene razón.

La física, al igual que la matemática tiene la particularidad de la lógica, de la secuencia, del proceso y de que hay una cosa que viene después de la otra. Es el algoritmo de la vida, la cual, aun cuando lo deseemos con el mayor anhelo, hay pasos que no puedes tele-transportarlos. No se pueden saltar. Y uno de esos pasos es el entendimiento claro, preciso, de lo básico, de los axiomas y definiciones de cualquier cosa que vayas a estudiar y si tú tienes el piso de barro mi viejo te lleva nuevamente a construirlo sólidamente o por lo menos con mayor seguridad. Esto antes de llegar donde tienes dudas en la materia. Y eso molesta en el amor propio y hace que no le consultes temeroso de tus ignorantes huecos de conocimiento.

Stephen Hawking, fue uno de esos seres que entran en la mitología de los genios. Tanto por su aporte a la física teórica como por ese don de enseñar los misterios del universo de manera tan fácil y amena. Su aporte a la humanidad es por su humanidad misma, por ese insustituible valor que le se dio el mismo a su alma a favor de vivir y trabajar en pro de la mejora de esa humanidad que en algún momento le falló. Soy fanático de esa serie llamada The Big Bag Theory, y en ella, el personaje principal Sheldon es un físico teórico amante de la Teoría de las Cuerdas como formadora del universo. En esta fabulosa y nerd serie televisiva, Hawking aparece muchas veces involucrado en múltiples eventos relacionados con la física con un gran sentido del humor que es característico de los genios. Y en muchas de sus apariciones aprendes fácilmente.

La física no es fácil para quienes son malos en matemáticas. No por no saber sumar o derivar una función, sino que necesitas tener un pensamiento lógico y esto te lo dan las matemáticas. Y no es fácil enseñar esta ciencia. Hay una anécdota de otro miembro de esa mitología de los genios, el escritor y físico argentino Ernesto Sábato. Cuenta que un periodista científico le pregunta al escritor de El Túnel o Sobre Héroes y Tumbas, entre otras grandes obras, qué es la Teoría de la Relatividad (desarrollada por el genio de genios Albert Einstein). Sábato inicia su explicación en una pizarra y al finalizarla le pregunta al periodista si entendió. El hombre contesta que no. Bueno, dice Sábato, a ver. Borra la pizarra y desarrolla el tema en términos más sencillos. A la pregunta si entendió, el periodista nuevamente niega con la cabeza. Un poco molesto, Sábato, bajo la lógica que si el hombre es periodista científico algo de ciencias debería saber y no lo parece, procede a exponer nuevamente en la pizarra. Ahora, le dice, ¿entendió? El periodista alegremente le dice si, ahora sí entendí. Sábato lo mira y le dice, púes eso no es la teoría de la relatividad pendejo. Así de complicada puede ser la física.

La obra de Stephen Hawking en la física teórica tiende a ser eso. Esa cosa teórica que los simples mortales no entendemos y que aun tratando de hacerlo caeremos en el terreno de lo ridículo. Si uno no entiende que significa para el universo la Teoría de la Relatividad (la misma teoría en sí misma) y no sabe por qué existen esas cosas llamadas Agujeros Negros que nadie los ha visto pero existen entonces mucho menos entenderemos la relación entre la primera y los segundos. Si a eso le agregamos que entre una teoría y la otra el tiempo es una constante que puede ser manipulada en las fórmulas matemáticas que esas teorías generan… coño, estamos jodidos. Pareciera mejor quedarse en la ignorancia y alabar a quienes viven eternamente en el olimpo de los genios. Lo que sí sería muy interesante sería ver es una charla entre Einstein y Hawking sobre sus propias teorías en ese mítico espacio-tiempo donde habitan. Tal vez Dios los visite de vez en cuando.