El miedo a la liberdad

in #spanish7 years ago (edited)

Como libertario que soy, la libertad es para mí un concepto básico que todas las personas deberían conocer y apreciar. Me parecía, también, algo de lo que nadie querría deshacerse. Después de todo es uno de nuestro derechos fundamentales, ¿cómo podría alguien verlo con malos ojos? Era algo que no entendía, pero he comenzado a comprenderlo con el tiempo.

Fuente

Desde que comenzó el año he estado muy curioso por la situación de Corea del Norte, cosa que ya les había comentado en un post pasado. Esta curiosidad me llevó a leer el libro «The Girl With Seven Names: A North Korean Defector's Story» escrito por Hyeonseo Lee, en el que nos narra su aventura por escapar del país más hermético del planeta, y por adaptarse a la moderna vida del exterior. Es un muy buen libro que recomendaría sin pensármelo dos veces. En fin, el punto es que a pocos capítulos de acabar de leerlo me encontré con el siguiente párrafo:

«Entre los 27 000 norcoreanos en el Sur, dos estilos de vida han quedado atrás: la miserable vida de persecución y hambruna, y la vida manejable que no era tan mala. La gente del primer grupo se ajusta rápidamente. Su nueva vida, por desafiante que fuera, sólo podía ser mejor. Para la gente en el segundo grupo, la vida en el Sur es mucho más desalentadora. A menudo los hace añorar la simple, más ordenada existencia que dejaron detrás, donde las grandes decisiones eran tomadas por el Estado, y donde la vida no es una competición feroz».

Al momento de leer estas líneas me levanté de mi cama y las escribí en un post de Steemit para guardarlas; supe inmediatamente que este sería un tema que querría compartir con ustedes. Fue un párrafo que me dejó pensando, porque iba en contra de lo que yo pensaba hasta el momento.

Voy a ayudarlos agregando algo de contexto. Para este fragmento del libro, la escritora, Hyeonseo Lee, había logrado escapar de Corea del Norte, y había sacado exitosamente a su hermano y su madre de su país natal. Todo parecía perfecto, estaban a salvo al sur de la península, en uno de los países más avanzados del planeta, con la seguridad de comer todos los días, y con la libertad de burlarse de la gordura del nuevo presidente de su tierra natal. A pesar de todo esto, sus familiares querían volver al norte. No lograban adaptarse a la vida en un mundo de libertad.

«Había tomado un enorme riesgo para nuestras vidas, con un gran coste en esfuerzo y dinero, para que pudiéramos estar juntos. Pero a pesar de mis mejores intenciones, mi madre ahora era miserable».

¿Por qué alguien sería miserable luego de escapar del peor país del mundo? Su familia no era ni de cerca parte de la élite en Corea del Norte, por lo que en repetidas ocasiones tuvieron que sufrir el fuerte puño del régimen. Pero aquí lo estaba leyendo, alguien que se había visto afectado por el gobierno norcoreano, no lograba soportar vivir en Corea del Sur. Quería regresar al peor país del mundo, luego de haber vivido meses en uno de los mejores. No tenía sentido.

«'Nunca veo la luz del Sol' me dijo ella. Era invierno, así que estaba oscuro cuando se levantaba para ir a trabajar, y oscuro cuando terminaba. '¿Vine hasta aquí para esto?'».

Ahora las cosas empezaban a tener sentido. El esfuerzo y trabajo duro es algo que tenemos que dar a cambio de la libertad que se nos otorga. Y no hablo sólo de libertad en términos de derechos humanos. Si tienes un trabajo estable 8 horas al días, 5 días a la semana, y decides dejarlo para perseguir tus sueños, cosas muy curiosas ocurren. Tendrás mucha libertad, al no tener un horario fijo al que ceñirte, pero a la vez debes esforzarte como nunca, y terminarás trabajando más horas de las que trabajabas con tu horario regular. Corea del Norte es como esta metáfora, pero de la magnitud de un país entero.

Al norte de la península de Corea no existe el concepto de libertad, pero esto también significa que las personas tienen una vida bastante segura. Con esto me refiero a que viven sin incertidumbres: el gobierno decide por ti qué aprenderás, y de qué trabajarás. Sólo debes obedecer. Al pasar a vivir en un país libre, las posibilidades son abrumadoras, y muchos norcoreanos simplemente se bloquean.

A lo largo de la historia han habido muchos gobiernos totalitarios que terminan matando a su pueblo de hambre. Y por mucho que la historia sirva de ejemplo, mucho países siguen cayendo en la trampa. ¿Por qué ocurre esto? Pues porque a la gente le gusta tener las cosas fáciles. En libertad las posibilidades son infinitas; hay que pensar demasiado. A muchas personas les gusta pensar lo menos posible. En ocasiones este tipo de personas son mayoría en un país y, gracias a un invento maravilloso llamado democracia, estas personas eligen al candidato que les haga la vida más fácil. Gobernantes que regalan casas, que entregan bonos que nadie merece, y que aumentan el gasto público a niveles exorbitantes para poder mantener a un pueblo vago y cobarde. Un pueblo al que no le gusta la incertidumbre; al que le da fastidio pensar.

La libertad es un concepto que está fuertemente acompañado por la incertidumbre, al igual que por las responsabilidades. Para muchos estas son dos palabras que no quieren tocar ni con un palo. Les gusta una vida en la que dependen de un gobierno que les asegure las necesidades mínimas de vida, aunque eso signifique dar a cambio su libertad. Afortunadamente, con la libertad, si la sabes manejar, vienen cosas maravillosas. Todas esas posibilidades que para algunos son aterradoras, para muchos son una oportunidad de triunfar. En un mundo sin libertad no hay oportunidad para el cambio; si eres libre puedes mejorar tu situación siempre que te esfuerces y tengas metas claras.

«'No voy a regresar' digo abruptamente mi madre una mañana».

Por mucha seguridad que te pueda dar un Estado totalitario planificando toda tu vida y quitándote el trabajo de pensar qué cosas hacer y a qué dedicarte, hay una seguridad de la que todo estado totalitario carece, y es la mayor seguridad al vivir en libertad. Cuando le has entregado al Estado todo lo que te hace humano, puede hacer contigo lo que quiera. Si te sales de su sistema, lo tienen muy fácil para deshacerse de ti. La libertad, por muy aterradora que pueda parecer, te asegura una de las cosas más importantes para la integridad mental de una persona: te permite ser tú mismo. Y más allá de temas como crecimiento económico o bienestar social, este es el punto que más me gusta de la libertad. Yo soy una persona muy extraña, no entraría en el sistema de ningún Estado totalitario. La libertad no me juzga. Puedo ser quien yo quiera ser. La libertad da lugar a la individualidad, y eso es lo más valioso para un ser humano.