Sin castigo no existe el aprendizaje
Es algo que a muchos nos han dicho, y yo creo que es completamente cierto, pero se enfoca de manera errónea. Es cierto que si no se reprende alguna mala acción, el niño en cuestión nunca entenderá que lo que está haciendo está mal. Para eso están hechos los castigos: entregar información sobre la aceptación de cierta acción o actitud. Ahora, esa información se pueda entregar de forma no dañina.
Por ejemplo, en vez de castigar las malas acciones, se pueden premiar las buenas. Un error que cometen muchos educadores es tomar las buenas acciones como "algo que debería pasar de forma normal, y no debe ser recompensado". Todo lo contrario. Si lo que queremos es que el niño siga teniendo cierta actitud, debemos darle alguna razón para que actúe como nos gustaría. El estímulo positivo cuando actúa bien, y la falta de éste cuando actúa mal, serviría de motivación para que se incline más por tomar una buena actitud.
Pero hay un problema
Algunos estarán pensando "Pero si se le premia cada vez que actúe bien, se acostumbrará a recibir alguna recompensa, y sólo actuará por dicha recompensa, no por u aprendizaje real". Y esto puede ser cierto, pero lo mismo ocurre con el modelo opuesto de aprendizaje. Si se reprende o castiga cada vez que actúa mal, comenzará a actuar bien por el puro miedo a ser lastimado de alguna manera. Ambos modos de enseñanza pueden terminar no enseñando, pero si nos ponemos a elegir, yo prefiero el que no hiere, a veces de forma permanente, a un niño.
Por último, los prepara para ser adultos más capacitados
Una cualidad muy importante que una persona necesita si quiere tener éxito en la vida es la capacidad de tomar riesgos. Si la forma en la que guiamos a los niños es con estímulos positivos, en un futuro estará más dispuesto a tomar riesgos en busca de esas recompensas que puede conseguir. Por el contrario, un niño que crezca con el miedo de ser castigado si no hace lo que se espera de él, será un adulto traumatizado y asustado al fracaso, y estará menos preparado para tomar riesgos.