Haciendo un recorrido, me tope con esta hermosa imagen. Que variedad de colores nos ofrece nuestro cielo, ese que se extiende sobre nosotros y a que a veces no le prestamos mayor atención.
Vino a mi mente una reflexión que les quiero compartir. De la mañana al atardecer llegando a la noche, el cielo pasa por una cantidad de cambios que van produciendo una vista diferente a cada momento. Variedades de colores, cantidad de iluminación, nubes claras y oscuras, en fin, toda una gama de maravillas naturales que pasan cotidianamente ante nosotros como algo normal. Analógicamente, algo similar pasa con nuestros días y con nuestra vida.
Cuando nacemos, igual al primer rayo de sol, llegamos cargados de energía, ilusiones y ganas de vivir. Iluminamos nuestro entorno y siendo recibidos con la alegría de ver nacer una nueva vida.
En los años siguientes hasta llegar a la adultez, crecemos y nos desarrollamos a plenitud y al mediodía de nuestras vidas en cuando estamos en el punto exacto de nuestro mayor ímpetu y esfuerzos. Es cuando el calor de las responsabilidades, el trabajo, la familia, los problemas, el estrés, los hijos, los conflictos, las necesidades, entre otras muchas situaciones, nos sofocan y alteran nuestra tranquilidad sin permitir que disfrutemos del milagro de estar vivos. Aunado a la cantidad de nubes claras y oscuras que se mueven diariamente, trayendo buenos y malos momentos, incluso hasta una que otra tempestad.
Llegando al atardecer de la vida, de la misma manera que los rayos del sol van perdiendo su fuerza, nuestras prioridades existenciales pasan a ser otras, y ya en esta etapa es más importante dar que recibir, amar que se amado. Mas que un continuo esforzarse para conseguir cosas, te concentras en disfrutar los momentos y vivir en total tranquilidad. Tal como en el ocaso los rayos del sol se esconden para dar paso a la tranquila noche.
La vida va cambiando de vistas, y cada uno tiene su particular encanto. Disfrutemos a plenitud de cada hora que vivimos, porque a diferencia del día, llegada la noche de nuestras vidas ya no volvemos a amanecer.
La foto fue tomada por mi teléfono celular Samsug S3 mini
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