A mis 22 años de edad, me tocó dejarlo todo atrás y; junto a mi familia… Abandonar nuestra “Zona de Confort”. En Venezuela, era estudiante del tercer año de la carrera de Bioanálisis, en una de las mejores universidades del país; ahora, solo soy alguien que logró terminar el bachillerato y tengo que buscar un empleo en este nuevo país donde me encuentro.
Finalmente y tras evaluar varias opciones, la más viable era la de Uruguay. Así que iniciamos el proceso y conseguimos aprobar nuestra residencia. Una vez obtuvimos la aprobación de este trámite, comenzó el verdadero trajín. ¿Cómo nos vamos a Uruguay? Los boletos de avión, costaban una fortuna, eran impagables… Entre una cosa y otra, dimos con una agencia de turismo, la cual nos ofreció la posibilidad de un viaje mixto. Hasta Brazil por tierra y en la ciudad de Manaus, tomar el vuelo hacia Montevideo.
La semana previa al viaje, fue una locura, entre hacer compras y terminar de apostillar, hacer maletas e intentar que no pesaran ni midieran más de lo requerido hasta que… ¡El día llegó!
Comenzamos nuestro viaje, saliendo el lunes 13 de Agosto, de la ciudad de Maracay, donde vivíamos hacia Caracas, la capital de Venezuela. Allí, tomamos el primer bus, en el cual viajamos toda una noche (sin dormir, gracias a las 6 alcabalas de la guardia nacional) hasta llegar a la ciudad de Puerto Ordaz.
De Puerto Ordaz, salimos a las 7 de la mañana el día miércoles, en un “Machito” que nos llevó a través de las carreteras y comunidades que se abrían paso en el trayecto a la Gran Sabana.
Comunidad de Kumarakapay, en la feria del Tumá. Comida típica de la localidad
Finalmente llegamos a Santa Elena de Uairén, agotados, directo a la posada para refrescarnos un poco y salir en busca de algo para cenar. La realidad en esa zona del país es otra. Pocos lugares tienen acceso al punto de venta así que todo, absolutamente todo se mueve en efectivo. Por obvias razones, el acceso al efectivo en la ciudad donde vivíamos era prácticamente nulo. Así que tuvimos que transferir el costo de la cena, más el 50% de sobrecargo, para poder consumir en el local.
Todas las fotografías presentadas en este post fueron tomadas con la Cámara de un iPhone 6