Para gustos los colores, está claro. Pero viene dándose desde hace unos años una ola de cine de autor koreano (del sur, claro) demasiado potente como para ignorarla. Considero a Chan-Wook Park con su Trilogía de la Venganza y Kim Ji-Woon (El Bueno, el Malo y el Raro-2008, Encontré al Diablo-2010) como los más genuinos referentes del estilo que vamos a comentar.
Mientras que en USA se produce (como norma general) cine de elevado coste, efectista, palomitero y de guion mediocre, los koreanos se han tomado su tiempo para leer. Nos encontramos en el postmodernismo y esta etapa cultural se caracteriza, como bien nos advirtió Umberto Eco, porque ya están contadas todas las buenas historias. Ahora se retoman y se les dan nuevos tintes. El propio Eco lo hizo en El Nombre de la Rosa, obra cumbre postmodernista. Y toda narración que se crea hoy día es así, un remake o mezcla de cosas anteriores. Nadie en el mundo tiene la mirada del ángel, todos hemos consumido, unos más y otros menos, algún tipo de narración. Y ésto es algo que consciente o inconscientemente condiciona nuestra propia creación narrativa.
Ahora bien, yo no sé qué consumen los guionistas de las superproducciones de USA, o los productores, ya que demasiadas veces los guionistas hacen trabajos por encargo, no deciden ellos sobre qué escribir. Puedo suponer que revisan las películas más taquilleras y buscan el modo de volver a poner la misma fórmula en circulación.
Lo que sí sé es qué consumen los koreanos. A los grandes clásicos de la literatura. El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas es seguramente mi libro favorito. Lo he leído al menos 5 veces; y no es lectura ligera. Y desde luego, es la influencia más directa de los directores que cito más arriba. Ésta es la virtud del cine koreano. Sus creadores se toman su tiempo.
Se toman su tiempo en crecer, comprender las grandes obras.
Se toman su tiempo en crear una buena historia.
Se toman su tiempo en la narración de la misma.
Como Alejandro Dumas, quien se tomó su tiempo a la hora de crear a Edmund Dantés. Una presentación de personaje de más de cien páginas bien merece un respeto.
Y de esta influencia clásica nacen los clásicos contemporáneos de estos directores. Con el tema de fondo de la venganza y las implicaciones morales que la misma acarrea, se cuecen a fuego lento historias que nos conducen a un clímax en el que el adjetivo "apoteósico" queda corto. Al más puro estilo Once Upon a Time in the West, de Sergio Leone.
Las cosas buenas llevan su tiempo.
Genial perspectiva, me incentivo a leer el Conde de Montecristo. lo cierto es que el tema de la venganza, universal y arquetipico, es uno de los maximos topicos del arte. ya seria, como mencionas reinventar mil y una vez la venganza, cambiando la estructura literaria o cinematografica.
Sí, las cosas buenas llevan su tiempo. El asunto del tiempo es complicado, no voy a meterme en ese, mi tema casi preferido.
Me gusta mucho el cine coreano, mi preferido Kim KiDu.
De Kim Ki Duk sólo vi Hierro 3. Tengo mucho pendiente... Pero hay que esforzarse un poco y verlo, son unos maestros.