Les presento la semblanza periodística que escribiera para una artista de mi ciudad.
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Por Yarleny Añez
Dina Atencio desde muy temprana edad da muestras de su capacidad creativa, con dibujos libres que en forma compulsiva hacía en sus cuadernos escolares y en las paredes de barro del hato Las Parchitas donde transcurrió toda su niñez, en su adolescencia logra cursar Dibujo y Pintura en la Casa de la Cultura de La Concepción, Estado Zulia, hasta llegar a la edad de 21 años que inicia formalmente su carrera pictórica, ingresando en Maracaibo a la Escuela de Artes Julio Árraga; consagrándose como pintora en el 2014, con un viaje a Europa donde realiza tres exposiciones individuales en la República Checa, exhibiendo sus obras en importantes galerías de Praga, donde Dina demuestra la artista fuerte que es, con una pintura de carácter, consolidándose como una creadora capaz de conquistar el mundo a través del arte.
Su obra refleja un dominio plástico de altísima calidad, en una propuesta expresionista que deja ver la madurez alcanzada por un trabajo artístico constante, realizado con profundo sentimiento, donde se impone el carácter interno de la artista: briosa y citadina, en contraposición a su propio origen rural.
La energía acumulada en esas paredes de barro del hato Las Parchitas con más de 200 años de historia, impregnan a Dina Gabriela Atencio de un misticismo único, permitiéndole ser una mujer de mirada limpia y mágica. En sus obras logra plasmar ambientes de misterio y enigmas, con rostros que tienen expresión, seres con vida en biósfera de antepasados europeos.
La música clásica la inspira, confirmando lo dicho por el científico Nikola Tesla cuando comparaba la energía que produce una sonata con la de los relámpagos, expresando que esos sonidos son mensajes dirigidos a la mente para estimular su conexión con la vida; esa verdad científica se comprueba una y otra vez en el taller de Dina Atencio, creando imágenes al ritmo de las sinfonías de Mozart, Bach, o Chaikovski, asombrando con la vitalidad de los personajes en sus obras.
Atencio logra recrear un mundo imaginario que subyace a las historias monárquicas, de arlequines y reyes, donde escenarios difusos generan un ambiente sigiloso, que le otorgan carácter a las figuras alargadas con aire de grandeza, plasmadas a través de un dibujo prodigioso. Los rostros femeninos presentes en su obra poseen grafía en la mirada, están como conectadas al pensamiento y las ideas, dicen algo, se comunican. Narran una situación temporalizada
La artista confiesa que lo único en sacarla de su estado natural para la creación, es el sufrimiento ajeno, arrebatándole la paz; por eso, para ella es imperativo compartir con los otros seres todo cuanto tiene, es la única manera de sentirse merecedora de las cosas. Dina Atencio es una mujer, consciente y responsable por la integridad de su ser y de otros, con criterios familiares tan firmes que sobre pasa cualquier otra forma de amar, o anhelar en ella.
De niña es incomprendida por su inclinación hacia el arte, sus padres, profesores y familiares no entendían la fuerza de su vocación plástica, responsabilizándola de ser sólo una pequeña abstraída que le gustaba dibujar sobre todas las cosas. Cuando tenía 11 años de edad llegó su prima la señora Ana Iris Suarez Atencio, una mujer que pertenecía al Ateneo de Caracas, pintora, había estudiado idiomas y psicologíaen Washington, vio sus dibujos en el piso y de inmediato supo que se encontraba frente a un espíritu de artista; cuenta Dina,que ya en ese entonces el semblante de los rostros que dibujaba tenían expresión, o estaban tristes, felices, alegres o bravos, poseían su propia gestualidad.
Allí comienza una relación casi de mentora donde Ana Iris desde Caracas enviaba a Dina en Las Parchitas, catálogos de artistas como Centeno Vallenilla, Karen Arrieta, Henri Bermúdez y otros grandes dibujantes, siempre acompañados de cartas llenas de estímulo y respeto, incentivando a la creadora. Estás son anécdotas que atesora la artista recordando a su mentora, como un ángel que le envió Dios, para que sus padres comprendieran que ella había nacido para el arte.
Ya en la Julio Árraga, conoce a los pintores, Jesús Pérez, Elvis Rosendo, Miguelangel Meza y Mario Labarca, quienes le muestran un universo inagotable en el arte, con éste último establece durante años una relación de asesoramiento y trabajo plástico, compartiendo taller hasta la actualidad.
Dina Atencio confiesa que hereda de su madre el don de la pintura, quien hoy en día pinta naturalezas muertas, estimulada por ella, comprándole materiales plásticos para que perfeccione ese arte que comparten como un secreto a voces, unidas como una sola célula de amor, dejando atrás los años familiares donde no comprendían su esencia de creadora.
Once años después de su primera exposición individual, hoy encontramos a una artista crecida en su capacidad plástica, disciplinada en un trabajo diario de taller, convencida del arte como único camino para llegar a la felicidad, definida como expresionista, en cuyos rostros consigue decir lo que ella misma durante toda la vida ha callado, según sus propias palabras, “con personajes agresivos, imponentes, audaces, arrogantes y fuertes”, como si en ella habitase dos mujeres; en la pintura consigue ser libre, sin límites ni reglas, redimiendo su yo interno
Encuentra ésta y otras semblanzas periodísticas escritas por mi en el blog de investigación llamado Camino de creadores
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