En un caso fortuito llegó a mi vida, se abrió paso entre otros como si compitiera por tener mi atención y en el día menos esperado le integré a mi vida sin saber que estaba a punto de cometer un terrible error.
Fuimos interactuando poco a poco, entre roces y risas, entre silencios y miradas. Pasaron un par de semanas y no podía dejar de pensarle, al principio pensé que era solo estima, pero la sola estima no sería capaz de desvelarme.
Tomé la iniciativa, decidí dar un paso adelante y me tropecé con un terrible rechazo que terminó en que se alejase de mi, enloquecí, mi mente fue invadida por pensamientos cuestionándome qué hice mal, en qué me equivoqué.
Pasaron los días, no se tocó el tema, solo seguimos como estábamos, pero yo por dentro moría, necesitaba dejar en claro las cosas, tanta incertidumbre se devoraba mis energías. Parece haberse dado cuenta de lo que sentía...
Parecía que me correspondía, pero era un costal de prejuicios, de excusas y de conversaciones que llegaban a su fin sin una conclusión. A fin de cuentas descubrí que no me correspondía, al final todo el sentimiento iba en un solo sentido, yo tengo mi conclusión... Cuando alguien está interesado en ti, se nota, y cuando no, se nota más...
Que dolor tan profundo el que me he forjado, porque no puedo culpar a otros de mi insolente forma de amar, pero... Como todo lo que nos causa dolor en la vida, solo nos queda sanar las heridas y continuar.
Yara.