Un libro abierto. Unas manos. Un pensamiento. Materia que se diluye. Pasan una tras otra las páginas. El sol, sin abandonar su nicho, cubre con su magno velo el solsticio de la tarde. Puede esperarse y creerse. Puede dormirse y permitir así que el volumen ruede por la cuesta del burlón e indiferente secuestrador de la conciencia. No es ya de noche ni de día, simplemente discurren las páginas y el pensamiento danza. Hay música, multitudes; brillantes colores que han sido mezclados por la imaginación. Y aunque luego, no muy tarde, llegue el frío, las páginas se habrán ido con sus paisajes y situaciones. Su época y su ilusión pernoctarán para siempre al lado de todos aquellos que como un tal Eugenio, han sabido hallarle un cierto gusto a esa vida que solamente al abrir un libro se va manifestando.
Les deseo un hermoso día de las madres...
Bonito, feliz día de las madres.
Gracias, igual para ti soyelisenda....