Una vez escuché por allí. “si el problema tiene solución, no hay de qué preocuparse y si el problema no tiene solución tampoco hay que preocuparse”.
En estas situaciones, donde podemos distinguir entre estas dos opciones que mencionas. Lo primero es darnos cuenta que en todo momento debemos conservar la tranquilidad.
Desde allí, esa misma paz y enfoque te trasladara a tener mejor perspectiva de la situación que tienes al frente, es decir, observaras por tu propia cuenta que todo lo sucedido es una oportunidad de crecer, una experiencia más. Saludos