Mi linda abuela se llama Alicia, bonito nombre, ¿verdad? Tiene 72 años, y todavía camina, come mucho, es divertida, su carisma la hace especial y ese amor incondicional la hace única entre los demás. Su consejo ha sido bueno, el amor ha sido su gran virtud, es valiente y guerrera, una mujer de gran admiración.
Dios es bueno colocando tesoros como estos en nuestras vidas, que la llenan de aún más alegría. Tal vez mi abuela y yo no tenemos el mismo ADN, el mismo tipo de sangre o el mismo apellido, pero si tenemos algo en común, un amor por Dios que une a las personas con propósitos, me permitió ser parte de una hermosa familia. a la abuela La conocí poco después de mi esposo y, sin duda, desde el primer momento ya tenía ganas de llamarla abuela. Cuando me casé, formalmente era su nieta. Esta mujer me muestra su amor con detalles mínimos y cómo no apreciarla, es un regalo sin fecha de caducidad.
Apreciemos cada momento con nuestros abuelos, ya sean paternos, maternos o simplemente lo que Dios les dio, mi abuela de sangre murió hace muchos años, pero mi sorpresa fue mayor cuando Dios, a través de mi esposo, me dio la alegría y la bendición de disfrutar el amor de una persona hermosa, excelente mujer con un corazón gigante, y lo mejor es que puedo llamarla abuela.