Hola queridos Steemers,
Estando en casa ayudando a mi hija de 8 años, a realizar sus tareas de matemáticas, recordé cuando mi hijo mayor, tenía esa edad, y desee compartir esta experiencia vivida con ustedes.
Con tan solo un año y medio de edad, empezó sus actividades en el maternal, la maestra me decía, es un niño, muy tranquilo, de buena conducta, poco sociable, pero en línea general, todo perfecto. Cuando empezó sus actividades en kínder (Jardín de infancia), se empezaron a notar ciertos aspectos, como, es un poco lento en la realización de ciertas actividades, no lograba integrarse y socializar como se esperaba.
Durante su etapa en primer y segundo grado, fue prácticamente más de lo mismo, lento en la ejecución de las actividades en el cuaderno, pero, presta bastante atención en clase, inclusive explica el tema del día perfectamente, teniendo preferencia por algunas actividades específicas, como educación física y matemática. Después de varias secciones con psicopedagogos, oftalmólogo, pediatra y todo perfecto, me propusieron dejarlo repetir de grado, cosa que no acepte, le hicieron varias evaluaciones orales y en pizarra y académicamente estaba preparado, para asumir nuevas responsabilidades en el nuevo año escolar.
Al iniciar tercer grado, la maestra me pidió que lo viera un especialista en neurología infantil, pensé lo peor... y lo citan al Centro Nacional de Genética Médica de Venezuela, después tres meses de consultas y exámenes, llego el día. El informe de la especialista y debía estar a las 7am en la Unidad de Neurocirugía Pediátrica, donde se llevaba el caso, yo estaba muy nerviosa, al nivel de no poder dormir durante toda la noche, mi posición fue siempre, mi hijo está perfectamente bien, y todo va a estar bien.
Me recibe la doctora y otra persona, asumí que era médico, mi angustia solo me permitía ver la cara de la doctora que me hablaba.
Y empieza a explicarme muy meticulosamente el funcionamiento de las neuronas y demás, yo solo deseaba escuchar… Está perfectamente bien!!! Ella saco de una carpeta todos los exámenes realizados y eran bastantes, y me dice… El niño está bien, todos los resultados indican que es un niño perfectamente sano.
Yo empecé a llorar, de la emoción!!! Y la doctora me dice, no todos los niños presentan las mismas habilidades y destrezas a algunos les cuesta más que a otros desarrollarlas, y es nuestro deber ayudarlos, nos felicitó y nos dio una serie de indicaciones. Gracias a la paciencia de los maestros , logro superar todas esas dificultades que le impedían avanzar académicamente. En los siguientes años escolares, su cambio fue impecable y hoy día es un niño con un nivel académico excelente.
Mi enseñanza, es que a pesar de las adversidades que pasamos, mi hijo no perdió años de estudio, y con empeño logro superar, sus adversidades escolares, se ha integrado bastante con sus compañeros y asiste regularmente a fútbol. El tiempo de Dios es perfecto.
Les comparto una reflexión sobre el tiempo que me gusta mucho...
El valor del tiempo.
Para darse cuenta del valor de un año: Pregúntale a un estudiante que ha reprobado un examen final. Para darse cuenta del valor de un mes: Pregúntale a una madre que ha dado a luz un niño prematuro. Para darse cuenta del valor de una semana: Pregúntale a un editor de un periódico o diario semanal. Para darse cuenta del valor de una hora: Pregúntale a los enamorados que están esperando para encontrarse. Para darse cuenta del valor de un minuto: Pregúntale a una persona que ha perdido el tren, avión o el autobús. Para darse cuenta del valor de un segundo: Pregúntale a una persona que ha sobrevivido a un accidente. Para darse cuenta del valor de una milésima de segundo: Pregúntale a una persona que ha ganado una medalla de plata en una olimpiada. El tiempo no espera por nadie. Valora cada momento que tengas.