Aquellos días en que, durante las vacaciones de la escuela salías al patio de tu casa a jugar con el balón. Una hora o dos.
Extraño tener tiempo para eso.
Extraño tener rodilla para eso.
Esos dias en que te agarraba la noche jugando solo o con otros niños, no importaba si hacia frio o calor, lo importante era jugar hasta que dejaba de iluminar el sol.